martes, noviembre 21, 2006

El primer Festival Internacional de Arte Chetumal Bahía, después de una semana, ¿se cumplieron las expectativas? (1ª Parte)


CHETUMAL.- Del 10 al 18 de noviembre, Chetumal se convirtió en la capital cultural del estado… aunque sea por una semana. En los medios locales se dedicaron espacios para dar cobertura a los eventos artísticos, algunos otros cuestionaron ciertos detalles financieros, pero pocos se enfocaron a la verdadera esencia del festival: la calidad artística y las propuestas. Lo cierto es que el festival se desarrolló bien pero con algunos tropiezos que no deben pasar desapercibidos por los organizadores. El festival no brilló de manera esplendorosa como aquél otrora festival de 1988 (el Festival Internacional de Cultura del Caribe). Quizá por tratarse de un festival organizado por jóvenes despertó el más grande escepticismo, pero también es cierto que en esta tierra hay escépticos de todas las tallas, desde periodistas, profesores, seudo intelectuales, artistas y pueblo en general, y jamás van a estar satisfechos con nada que se haga en la ciudad y el estado (excluyo a la mega escultura, la cual sí es un mega desperdicio).

En todo festival, bienal, muestra cinematográfica o cualquier evento artístico y cultural, las únicas figuras principales son los artistas. Aunque el evento haya sido auspiciado por el gobierno del estado o el ayuntamiento, y que las autoridades sean las encargadas de inaugurar o clausurar el evento, jamás deben robar cámara a los artistas ni convertir un acto de manifestación cultural en un podio de carácter político, lleno de slogans alejados de la realidad. Pero aún, hacer esperar al público asistente con la impuntualidad, ya que el público no es el único que espera, también los artistas son los que ven reducido su tiempo de participación.

Es innegable la calidad del trabajo artístico presentado por los participantes al festival, desde el Ballet Nacional Folklórico Garífuna de Honduras hasta el espectáculo de Elia Domenzain; desde la propuesta electrónica de Alter Mutz –incomprendida por algunos y gustada por otros- hasta el reggae de grupos como Antidoping y Los Pericos. Tampoco se quedan atrás los artistas locales como Korto Circuito, Skuadron 16 y los pintores locales que expusieron su trabajo en el Museo de la Cultura Maya. También hubo montajes coreográficos que pocas veces se ven en la ciudad como la danza contemporánea (Contradanza, Teatro del Aire), el baile flamenco (Leticia Cosío,) y el teatro.
El público chetumaleño ya exige espectáculos y artistas de calidad en foros adecuados para tal fin. Resulta desagradable, molesto –para el público y artistas, principalmente- y desesperante que el sonido local funcione de manera pésima, que no se cuente con verdaderos profesionales de la producción en audio y luces. Tal vez se ahorren unos cuantos pesos pero lo mejor es contar con mejores técnicos en ese aspecto.
He aquí un breve recuento de los espectáculos.

Iraida Noriega presentó un selecto repertorio de jazz y piezas de bolero arregladas para la ocasión, su maravillosa técnica de “scat” –técnica propia de Ella Fitzgerald- impresonó a propios y extraños. Un deleite para el oído, su voz y su Big Band. Sin embargo, el más esperado de la noche fue el “caifán mayor”, el maestro Oscar Chávez acompañado de Los Morales, interpretando sus temas clásicos.
Todo un paseo por la historia del pueblo Garífuna resultó la presentación del Ballet Nacional Folklórico Garífuna de Honduras, quienes fueron acompañados por el grupo Aisha con un excitante y frenético set de música percutiva. La combinación de voces y los ritmos de origen africano nos remontaron al siglo XVIII. Yukka ofreció un cuadro coreográfico cargado de erotismo y de música de cumbia en su estilo más puro, que fue del completo agrado de los asistentes. Para la segunda noche (domingo 12 de noviembre), dos escenarios simultáneos albergaron artistas de excelente calidad. La Orquesta de Marimbas y la Danzonera Aragón se presentaron en el Teatro Minerva, lugar de excelente acústica y adecuado para albergar todo tipo de conciertos.

La Danzonera Aragón dedicó una pieza musical al festival y los asistentes subieron al escenario a bailar. Mientras tanto y en el mismo, la banda Wamazo abría el escenario con un excelente concepto de percusiones.
La reina de la noche fue Astrid Hadad con su espectáculo cabaretero, irreverente, cargado de ironía y feminismo. Su producción estuvo adecuada con el concepto al que nos tiene acostumbrados y una banda de apoyo muy precisa y acoplados entre si, lo que habla de un trabajo musical depurado. Jorge Reyes no estaba programado para esa noche. Fue una presentación de último minuto que llevaba una propuesta interesante: danza prehispánica, poesía de Nezahualcóyotl leída por una excelente actriz (Arianne Pellicer), música electrónica y recreación de la música autóctona. Reyes también fue uno de los artistas esperados por el público que, debido a su participación anunciada para el sábado 11 de noviembre, muchos se quedaron esperando a que apareciera. Debido a lo precipitado de la presentación de Reyes, ésta dejó ver las deficiencias del personal técnico de audio; durante el desarrollo del espectáculo de Jorge Reyes era constantes las retroalimentaciones y zumbidos de los micrófonos, molestando a Arianne Pellicer más de una vez. Este fue el número que tuvo poca audiencia debido a lo tarde que empezó, pero también porque no estaba programada. Muchos se quedaron sin ver a Jorge Reyes, otros corrieron con suerte pues fueron avisados por medio de sus amigos.
Hasta entonces, el programa fue desconocido completamente por la ciudadanía: a alguien no se le ocurrió distribuir los calendarios con mucho tiempo de anticipación, olvidaron que no todos tienen acceso a Internet como para consultar las fechas en línea a través de la página. De modo que el día de la inauguración se repartió el calendario al público en general.
El primer evento cancelado, y que a mi consideración le habría dado una importante difusión a nivel nacional, fue la conferencia y mesa redonda de “Periodismo Cultural” (11 de noviembre) a cargo de periodistas nacionales como Víctor Roura (El Financiero), Humberto Mussachio (Nuevo Excelsior), Maria Elena Matadamas (El Universal) y Myriam Audifred (Nuevo Excelsior), y que estaba programada en la Sala de Rectores de la Universidad de Quintana Roo. Una persona de la UQROO esperaba a los periodistas en el aeropuerto y al ver que no llegaron, éste se puso en contacto con Víctor Roura quien se encontraba en el aeropuerto con el resto de los periodistas. El motivo por el cual no asistían al festival fue porque no le aseguraron su pasaje a uno de ellos –según contó Roura, vía telefónica con el contacto de la UQROO- y en solidaridad con su compañero, decidieron cancelar su participación, no sin antes quejarse de la mala organización por parte del personal del festival. No era la primera noche del Festival Internacional de Arte Chetumal Bahía y ya comenzaban las malas noticias. No todo estuvo mal, muchas cosas estuvieron bien y en la segunda parte las abordaremos…

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