miércoles, octubre 26, 2011

El monumento a los caídos por "Hattie" en 1961


CHETUMAL.- Pese a las continuas modificaciones que sufre la ciudad en su imagen urbana y aspecto físico, hay sitios y construcciones que permanecen en pie como mudos testigos de la historia de Chetumal. Las casas de madera, el obelisco de la explanada de la bandera y edificios públicos fueron el escenario de hechos que han marcado al pueblo de esta latitud.
El cementerio municipal, además de guardar los restos de otras vidas, da cuenta de dos sucesos de importancia en la memoria colectiva del pueblo chetumaleño. Se trata de dos huracanes, Janet (1955) y Hattie (1961), fenómenos que debido a la fuerza de sus vientos y a los daños producidos, fueron un parte aguas en la metamorfosis que sufrieran las ciudades de Chetumal y Belice.
Después de todo ambas ciudades están unidas por algo más que una bahía y el “rice & beans”.
El 27 de octubre de 1967 el huracán Hattie azotó a la ciudad de Belice con vientos de hasta 260 km/h, ubicándose en la categoría 5 y cobró la vida de 319 personas.
El huracán se formó en el interior del Mar Caribe trasladándose en dirección norte hacia la isla de Cuba. Desafortunadamente para Belice el huracán se desvió hacia el oeste con trayectoria directa a la Ciudad de Belice.
El ojo del huracán pasó entre la ciudad de Belice y Dangriga provocando alrededor de 307 muertos, únicamente en la ciudad de Belice. Un avión con ayuda humanitaria fue enviado desde Chetumal; la tripulación pereció durante el paso del fenómeno meteorológico. En el panteón municipal se encuentra el motor de la aeronave a modo de monumento, recordando a los fallecidos en aquel huracán en cumplimiento de su deber.
Luego del paso del “Hattie, las autoridades decidieron trasladar la capital a un lugar más seguro, de la ciudad de Belice a Belmopan. La fisonomía de la ciudad de Belice, como sucedió con Chetumal después de “Janet” (1955), también fue modificada pues las casas de madera quedaron totalmente destruidas.
En la placa al pie del monumento dedicado a la memoria de la tripulación que pereció durante el paso del huracán, se lee:
“Murieron en el cumplimiento del deber el (31) de octubre de 1961 al acudir en auxilio del pueblo hermano de Belize, C.A. al quedar devastado por el huracán Hattie.”
Seguido se enlista a la tripulación entre los que se encontraba un presbítero, dos médicos, un profesor de educación física y tres militares. Una hélice con su motor es el monumento erigido para honrar la memoria de quienes acudieron en auxilio de un pueblo no tan ajeno a nuestra identidad y sentir.

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