lunes, septiembre 18, 2006

Huele a espíritu ¿adolescente?


“En casa haciendo dibujos de cimas de montañas con él en la cima, un sol amarillo limón, brazos alzados en V y debajo un muerto sobre un charco rojo carmín.” Jeremy, Pearl Jam, 1992.

Últimamente me ha dado por poner un poco de atención en la programación de ciertos canales de videos en la televisión por cable. Teniendo un miembro de la familia que es ‘teleadicta’ –como todo buen adolescente actual lo es- es inevitable caer en las garras de la MTV o de la Telehit (valga el golazo). Conforme pasaban los videos de distintos artistas, me di cuenta de que un muro generacional se levantaba ante mis ojos y mi mente. Puedo definirlo de dos maneras: o he madurado y me volví inmune al veneno consumista o definitivamente soy un sangrón al que no le gusta lo que pasa en la tele.
Cierta ocasión, a la hora de la comida, tuve una discusión con mi hermana quien es fanática de todo lo que pasa en la televisión (bueno, no todo), a la cual le gustan los ‘grupos’ que ahí se presentan. He de admitir que hay grupos que comparto con ella y otros –son muchos- que no pero, bueno, su gusto al fin ¿qué puedo hacer? La discusión se dio a raíz de la presentación en Chetumal de los Panda. Supongo que para algunos lectores pasó desapercibido e intrascendente y a otros pues, les sacó de onda lo que escribí al respecto. Pero no utilizaré este espacio para rendir explicaciones, simplemente escribí sobre lo que presencié y tengo bases sólidas para defender mi óptica.
En fin. La cuestión es que hay muchas cosas en el medio de la música que me parecen una verdadera tomada de pelo, por no decir deprimentes. Yo también fui un adicto a la MTV cuando me pasaba horas esperando a ver el video de ‘Jeremy’ de Pearl Jam o el ‘Heart Shaped Box’ de Nirvana, incluso ‘When I come around’ de Greenday (que ya existía Greenday y me siguen pareciendo una excelente banda). Pero entonces, la programación tenía los espacios dedicados a la música alternativa, los unplugged, la serie animada de Daria y Beavis & Butt-head, Raizonica dedicada a rock en español, Headbangers dedicada al metal, rockumentales y muchos más que eran de las delicias de mis amigos y compañeros de la preparatoria. Incluso, creímos que era la única neta en música. Pasó un tiempo para darnos cuenta de que no era así, por lo menos yo ya me di cuenta desde hace algunos años.
Llama la atención la apertura que le han dado a la música Hip Hop y que muchos niños la creen una invención del siglo XXI cuando el Hip Hop lleva años en las calles de Nueva York y Los Ángeles y sonando en diversos circuitos del continente. Los Beastie Boys dieron mucha proyección a los nacientes grupos de Hip Hop y Rap.
Ahora lo que mola es el reggaetón, versión chafísima, facilona y vulgar de rap y reggae (que de reggae no tiene nada). Gwen Stefani se vio en la necesidad de matar a sus compañeros de No Doubt para venderse por unos millones de dólares por cantar r&b de la peor calidad.
¿Recuerdan a Kurt Cobain irrumpiendo en la escena con su sudadera a rayas, su rubia melena sin lavar durante días, los tenis Converse casi rotos, tocando con otros dos sujetos iguales una música estridente que no tenía nada que ver con el heavy metal de unos Guns & Roses desgastados? Entonces olía a espíritu adolescente y llegaron R.E.M., Pearl Jam, Smashing Pumpkins, Veruca Salt, Alice in Chains, Soundgarden, Blind Melon, Greenday y demás grupos que significaron una revuelta musical contra el establishment que Michael Jackson, Madonna y Guns & Roses habían impuesto.
Pero pagaron el precio de entrar a una disquera trasnacional, de pactar con la MTV. Cobain prefirió irse antes de caer en el lascivo pecado que los de Metallica, verse bonitos para gustarle a las niñas e incrementar sus cuentas bancarias. Entonces, un día de abril de 1994, muchos de mis amigos y compañeros despertamos con la noticia de que Kurt Cobain se había disparado un tiro con una escopeta en su casa de Seattle. Desde entonces se convirtió en una especie de mártir para una generación carente de un futuro que se definió más culturalmente que de manera demográfica. Después de Kurt cayeron otros como Shannon Hoon de Blind Melon; Kristen Pfaf, bajista de Hole. Todos esos grupos le cantaron a la desesperanza, al abandono paterno, a los grupos escolares que se burlaban de los “raros”, los estereotipos adolescentes, las inquietudes que surgen respecto al futuro. La Generación X tuvo un Woodstock que era más una parafernalia comercial que ideológica (tal cual como fue la Generación X, consumista)
Hoy surgen bandas nuevas pero, algo les falta, ¿quizá sea una muerte como la de Cobain o una probada de abandono paterno y la inagotable lucha por conseguir que su música llegue a muchos lugares, comprar una guitarra con el dinero conseguido de la venta de una escopeta? No, ahora vemos a una escuincla caprichuda y estúpida como Ashlee Simpson jugando a ser roquera y rebelde (que por cierto, la palabra rebelde ya provoca vergüenza y pena ajena), a una bola de niños bonitos, limpios, con ropas cuidadosamente escogidas y despeinados perfectos, con guitarras nuevas y un sonido clonado de alguna parte. Y todo eso surge de Estados Unidos, como los grupos antes señalados, con la diferencia de que ahora las disqueras lanzan productos y no artistas.
El resto de adolescentes consume el producto. Ellos ya crecieron con las directrices de no cuestionar nada de lo que provenga de la televisión, no pensar, no crear ni sentir, consumir a velocidades y cantidades groseras, no leer, no analizar y ni siquiera buscar sus propias raíces culturales; la cultura es una basura, sólo funciona la manera en que te vistes. Habrá quien critique o se sienta ofendido por lo que hoy escribo, sin embargo, mientras todos hemos vivido la etapa de la juventud como pudimos o nos permitimos, estos días muestran que la raza humana se va degradando cada vez más y la diversidad cultural se acaba.
Las discusiones generacionales son cosa de toda la vida pero siempre se llega a un acuerdo, uno madura. Las cosas se salen de control cuando permitimos que uno de esos chicos crezca sin identidad y sin una inteligencia crítica. Ellos pueden escuchar lo que quieran, es cierto, pero si de nosotros no reciben una educación sólida con bases humanas, culturales y científicas, regreso a lo mismo, habremos creado monstruos consumistas al servicio de un sistema asesino de ideas y culturas. Nada se arregla con prohibir pero se puede llegar a un acuerdo armónico si se dialoga, si hay entendimiento.
Después de todo, es divertido estar con la luz apagada, pero a mi no me gustan las canciones bonitas.

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