domingo, septiembre 23, 2007

Hay quienes luchan todos los domingos, ¡esos son los chidos!...


“Batman y Superman, superhéroes de historieta, nunca subieron al ring, le sacatearon al parche, el Santo sí era la neta. Era de nogal El Santo, era un gran campeón, por eso luchaba tanto.” Guacarock del Santo, Botellita de Jerez.

Dicen que los mexicanos se caracterizan por diferentes elementos en su cultura popular: la muerte, la Virgen de Guadalupe, las fiestas patrias, los tacos y la lucha libre. Dentro de esta última manifestación en la que las máscaras juegan un importante papel, surgieron verdaderos héroes nacionales que, gracias al celuloide y a las historietas, permanecen en la memoria histórica popular, y a través de los años se han convertido en grandes leyendas. El Santo es mucho más que una leyenda, un mito o un superhéroe al que pocos niños contemporáneos recuerden de manera inmediata; El Santo es casi la materialización de lo que los mexicanos albergan en su alma: la fortaleza, la disciplina, fama y éxito, la inmortalidad.
El Santo es quizá el más famoso de los luchadores en Latinoamérica, y ha sido referido como “una leyenda” de este deporte en México. Su carrera en la lucha libre duró casi cuatro décadas, durante las cuales se convirtió en un héroe popular y un símbolo de la justicia para el hombre común ya que su personaje trascendió el ámbito de la lucha libre y se transformó en una especie de súper héroe al protagonizar historietas (comics) y películas, de hecho su popularidad y el mito provienen en gran medida de estos últimos medios y no de la lucha libre.


Rodolfo Guzmán Huerta nació en Tulancingo, Hidalgo, el 23 de septiembre de 1907; fue el quinto de siete hijos. Rodolfo llegó a la Ciudad de México en los años 1920, cuando su familia se asentó en el barrio de Tepito. En un inicio practicó Béisbol y fútbol americano, y entonces se interesó por la lucha. Aprendió Jūjutsu, luego lucha grecorromana; no se ha establecido cuándo comenzó exactamente su carrera de lucha como competidor, ya sea que fuese en la Arena Peralvillo Cozumel el 28 de junio de 1934 (usando su verdadero nombre), o en el Deportivo Islas, en la colonia Guerrero de la ciudad de México en 1935. Pero durante la segunda mitad de la década de 1930 se estableció como un luchador, usando los nombres de: Rudy Guzmán, El Hombre Rojo, El enmascarado, El Demonio Negro, El Murciélago II. Este último nombre fue una copia de otro famoso luchador de esa época, y después de un reclamo por el nombre por parte del Murciélago original, Jesús Velásquez, la Comisión Mexicana de Boxeo y de Lucha declaró que Guzmán no podría utilizar ese nombre.


En 1942 su entrenador, don Jesús Lomelí, estaba armando un nuevo equipo de luchadores, todos con vestimentas plateadas, y quería que Rodolfo formara parte de este equipo. Él le sugirió tres nombres: El Santo, El Diablo, o El Ángel, y Rodolfo eligió el primero. El 26 de junio luchó en la Arena México por primera vez como El Santo. En un principio combatía en el bando de los Rudos (lo cual no le favorecía para obtener el apoyo del público, ya que en la época la gente apoyaba en mayor medida a los técnicos); posteriormente se cambió al bando técnico. Bajo su nuevo nombre rápidamente desarrolló su propio estilo, y su agilidad y versatilidad lo hicieron muy popular, también cabe mencionar que como parte de su entrenamiento a mediados de la década de 1950 comenzó a entrenar en la arena coliseo de Guadalajara Jalisco, en el plantel de Cuauhtémoc El Diablo Velasco fundador de la primera escuela de lucha libre profesional con quien pulió su estilo y forma de luchar.


La era dorada de una máscara plateada
Durante la década de 1950, el artista y editor José Guadalupe Cruz comenzó a publicar una historieta de El Santo, convirtiéndolo en el primer personaje luchador de la historieta mexicana, su renombre rivalizaba solamente con el legendario personaje de Kalimán.
En los finales de los años 50, Fernando Osés, luchador y actor, invitó a Guzmán a trabajar en películas, propuesta que aceptó, aunque sin abandonar su carrera en la lucha libre, compaginando ambas actividades. Fernando Osés y Enrique Zambrano escribieron libretos para las dos primeras películas del Santo, Santo contra el Cerebro del Mal y Santo contra los Hombres Infernales, ambas estrenadas en 1958, y dirigidas por Joselito Rodríguez. La filmación se llevó a cabo en Cuba, y el rodaje terminó un día antes que Fidel Castro entrara en La Habana y declarase la victoria de la revolución cubana.


Aun cuando ambas películas tenían un bajo presupuesto y fueron altamente improvisadas, tuvieron gran aceptación por parte del pueblo mexicano y se convirtieron rápidamente en éxitos de taquilla, abriendo camino para más películas de El Santo, así como aupando el éxito de la carrera de El Santo en el cuadrilátero.
El estilo de las películas de El Santo fue esencialmente el mismo durante las casi 60 películas que protagonizó, con argumentos donde actuaba como superhéroe luchando contra criaturas sobrenaturales, científicos locos y mujeres vampiro. Con un tono similar a las películas y series de televisión clase B de los EE.UU. (B-movies fueron las películas que se caracterizaron por un muy bajo presupuesto y argumentos fantásticos, en la década de los 60), quizás muy similar a la serie de Batman de 1960.


En México, para las generaciones recientes, su película más famosa es El Santo contra las Momias de Guanajuato, al menos así conocida popularmente, ya que su nombre verdadero es Las Momias de Guanajuato y es una película protagonizada por Mil Máscaras y Blue Demon en la que Santo únicamente hace una presentación estelar al final. Para el público más conocedor de la figura cinematográfica tanto en México como en el extranjero, la película más conocida es Santo vs. Las Mujeres Vampiro (1962). En esta película la inversión en la producción fue más alta, y dio una pauta para introducir un origen y la creación de su mitología, estableciendo que él era el último en una línea de luchadores contra el mal.
Aunque las tentativas de crear un estilo de horror gótico generalmente se consideraron menos que acertadas, y la película se considera mas como una comedia (involuntaria) que un filme de horror en la actualidad, éste fue un enorme éxito en taquilla, y se exportó a muchos países.
Santo jamás perdió su máscara plateada en combate. Se retiró de los encordados a principios de los ochenta. A principios de los años 80, se presentó en el programa "Contrapunto" de Jacobo Zabludovsky, donde el presentador logró lo que nadie pudo hacer en el cuadrilátero: despojar de su máscara a "El Santo", dejando ver por primera vez parte de su verdadera identidad. En el medio corrió el rumor de que el conductor había engañado al luchador y que esto provocó en él un fuerte disgusto que afectó su salud.
El 5 de febrero de 1984 el pueblo de México se despertó con una terrible noticia que lo hizo estremecer, ya que la leyenda más grande del deporte mexicano dejaba de existir. El hombre que marcó una de las etapas más importantes de nuestro deporte, se nos había adelantado en el viaje. El enmascarado de plata le dio otro valor a la lucha libre, pues gracias a él, traspasó fronteras, y es que su fama fue inmensa, aunque no tan grande como su humildad, pues a pesar de haber sido el más grande gladiador, de convertirse en una de las máximas luminarias del cine mexicano, siempre fue un hombre noble y un amigo para todo aquel que se le acercaba.
Habrá quien diga que su trabajo en el ring o en la pantalla grande era superado por otros personajes, pero la verdad es que nadie más logró convertirse en el máximo ídolo de México, en un fenómeno social que aún varias décadas después los grandes investigadores no logran explicarse, pero eso es hasta cierto punto lógico, ya que la fama y la interrelación que logra un ídolo con sus aficionados es incomprensible. En Europa se pensaba que era un personaje creado al estilo de Superman pero grande fue su sorpresa al descubrir que era una figura de carne y hueso que luchaba en México.
El 5 de Febrero de 1984 al concluir una presentación se sintió agotado y en su camerino se acostó para reposar. Pero la muerte lo aguardaba y fue trasladado de urgencia al Hospital donde al poco tiempo dejó de existir, víctima de un infarto al miocardio a la edad de 67 años.
En la segunda función que comenzaba a las nueve de la noche dieron la noticia de la muerte del ídolo. Todos los cuadriláteros de la República guardaron un minuto de silencio en memoria de aquel hombre. El 6 de Febrero, después de su funeral, El Santo fue sepultado en Mausoleos del Ángel y más de 10 mil personas fueron a despedirlo y varios luchadores, entre ellos Black Shadow y Blue Demon, cargaron el féretro. A su paso por las calles, la gente se desbordaba, se escuchaban sus gritos, porras y llantos, el tránsito se paró, las instalaciones del cementerio fueron insuficientes para alojar a los admiradores, que con lágrimas en los ojos y expresiones de profunda tristeza, daban el último adiós al héroe de las mil batallas.
Durante su vida tuvo la posibilidad de elegir ser dos personas pero ante la muerte quiso ser El Santo y permanecer así para siempre, aun cuando hayan desaparecido todos los que lo vieron sin máscara. Santo, el demonio, el héroe, el que nunca leyó completos los guiones de sus películas, el católico que estudió hasta la secundaria, que pegaba entre las piernas, que rezaba en cada esquina, que luchaba contra los monstruos, y dejaba que los pequeños se le acercaran, había dejado en la lucha libre un hueco difícil de llenar. Su muerte física no terminó con el, su hijo ha hecho posible que la leyenda que se forjó siga siendo una realidad.


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