lunes, enero 07, 2008

Las predicciones: el futuro depende de cada uno de nosotros.

Puedo imaginarlo: alojada en un cuarto de hotel de carretera, en algún lugar de California, aquella que alguna vez fue la musa de las fantasías sexuales de miles de adolescentes (y uno que otro adulto), se encuentra frente a sí misma, reflejada en el espejo, mirando retadoramente a su contrincante –una lucha contra sí misma y contra la soledad- como si gritara en silencio: “te odio y me quiero morir”. Entonces, lleva un puñado de pastillas a su boca, la llave que abrirá la puerta a su fin inevitable, el salto al precipicio que no la espera con aires de “princesa (fracasada) del pop”. Pastillas para dormir, anfetaminas, tres delgadas líneas blancas… y así, Britney Spears termina de una buena vez con su miseria.
Cualquiera puede imaginar un final semejante para una “Barbie de carne” en decadencia y proclamar a los cuatro vientos (y demás medios de comunicación), que se trata de una predicción para el año 2008.
Cada vez más, los periódicos, revistas, canales de televisión y la telefonía celular se llena de autoproclamados “chamanes”, “brujos mayores” y “videntes” que jura y perjuran que tienen predicciones para el año que inicia. Desde las predicciones en los horóscopos, las Centurias de Nostradamus, las “lecturas” de Casey, las personas –en su afán por conocer más de su futuro- consulta con las cartas del Tarot, los horóscopos, cartas astrales y demás medios con el propósito de encontrar una respuesta a sus incógnitas respecto al mañana.
En su mayoría las personas se sugestionan con las predicciones a pesar de negarlo, realizan sus actos con base en lo que leyeron en el horóscopo; en el caso de las predicciones anuales que hacen los “brujos” (sobre la farándula y demás celebridades), algunos pierden la noción de la realidad y viven al pendiente de que cada una de las predicciones se cumpla.
No sé con exactitud de dónde estas personas adquieren sus poderes de “clarividencia”, o si pasaron años estudiando ciencias ocultas o astronomía y astrología medieval. Lo que parece probable y lógico es que basen sus predicciones en los acontecimientos del año pasado. Por ejemplo, es muy fácil predecir qué le sucederá a Britney Spears si prestamos atención a su comportamiento, las noticias que de ella nos llegan, su expediente psiquiátrico y su desmedida afición por las drogas. No hace falta ser “brujo” o “clarividente” para darse cuenta que la tipa se dirige hacia la nada (que es lo que al final de cuentas significa ella misma).
Los tiempos actuales nos recuerdan con el viento (y en las pantallas LCD) que “el tiempo es dinero”, lo que nos lleva a pensar que el tiempo que una persona invierte en consultar las runas, horóscopos y seudo-chamanes cuesta una buena cantidad de dinero, ya sea en dólares, euros o devaluados pesos mexicanos. Existen servicios de predicción en la red por montones, tantos como se los pueden imaginar. Hay de diferentes precios, formatos, softwares y fórmulas matemáticas en donde, con sólo ingresar la fecha de nacimiento, nombre y color favorito, predicen el futuro con resultados bastante graciosos.
Personalmente he leído uno que otro horóscopo referente a mi signo zodiacal. Consigo reír un poco pero nunca me tomo en serio las palabras. Son un buen pasatiempo pero no son dignas de mi confianza.
El futuro es el espacio temporal más incierto que nos toca vivir y comprobar cuando nos llega. Pero también todo momento futuro se vuelve presente y posteriormente, forma parte del pasado. Sólo nos queda vivir aquí y ahora. El futuro que nos tocará vivir depende de nosotros. Me remito a una entrega del Baúl del Ático donde manifesté que las cosas no están sujetas a la casualidad sino a la causalidad. Sería un grave error vivir esperando a que nos llegue el amor (caído del cielo, claro… si) si ni siquiera nos amamos a nosotros mismos o desarrollamos el intelecto, la fuerza física y la capacidad económica para compartir espacio y tiempo. Tampoco se trata de girar en torno a la vida de las celebridades para comprobar que las predicciones se cumplen y así, otorgar un sello de confiabilidad a un tipo de barbas (un hippie nostálgico, seguramente) sino de prestar un poco de atención al comportamiento humano, de modo que se corrijan ciertas conductas que pongan en riesgo el desarrollo del mundo y de la sociedad.
Por ejemplo, las predicciones climáticas nos advierten de los riesgos que se correrían con una nevada, con el paso de un huracán o las olas de calor. Una vez conocidos los riesgos, se procede a tomar medidas de prevención, lo que nos evita mayor número de pérdidas humanas y materiales. Lo mismo se podría aplicar con las predicciones del futuro: ¿por qué sentarnos a esperar a que se cumplan cuando podemos modificar nuestro futuro?
Ya lo decía el Dr. Emmet Brown: “Nadie debe saber demasiado sobre su futuro”. Si bien el futuro es incierto, la continuidad de nuestros días depende de nosotros, de nuestras decisiones y actos que influyen únicamente en cada uno de nosotros.
Lo demás, es puro entretenimiento.

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