martes, diciembre 04, 2007

El amor, la madre de todas las locuras… ¿y tú qué has hecho por amor?

“Romperé el cielo para ti y acabaré con Dios, ¡ay! Para ver si así me alabas”. ‘Puedo rascarme solo’ (1990), Fobia.

A decir verdad, la pregunta “¿qué ha sido lo más loco que hayas hecho por amor?” nunca me fue formulada con anterioridad. Que yo recuerde pocas han sido las relaciones en mi vida pero eso sí, muy intensas, estrambóticas, absurdas, apasionadas, románticas o en el peor de los casos, suicidas. El ser humano –hombres y mujeres- está programado para reproducirse y preservar así al género. Pensantes como somos (emm… eso sí es una idea descabellada, locura, sin duda alguna), el acto de reproducción se intelectualizó y devino en una serie de ritos y tradiciones a las que llamamos “ligue”, “enamoramiento”… ¡cachondeo pues! Por otro lado está el eterno dilema: “hago cualquier cosa por llamar su atención y no me pela”.
Amar es envolverse de telas que nos transforman en una sombra diferente a las que deambulan por las calles; amar supone adoptar máscaras que oculten nuestra personalidad o nos protejan contra las ambiciones del moderno mundo material. Por amor lloramos, reímos; enfermamos hasta perder la voluntad de vivir (me refiero a las ganas de realizar las actividades cotidianas), la razón se eclipsa por el impulso: “llamar al teléfono celular a media noche tan sólo para escuchar la voz del ser amado, su respiración, la certeza de que alguien se encuentra al otro lado de la línea”.
Impulsivo y loco es el amor que nos lleva hasta el límite de la cordura; algunos sobreviven y otros se quedan en el viaje. Los que se quedan en el viaje llegan a enfermar mentalmente pues no satisfacen el deseo de ser correspondidos, al grado de crear situaciones peligrosas que atentan contra la integridad física y emocional de las personas. No se puede ocultar el sol con un dedo, hay casos registrados en la historia popular de personajes célebres como Van Gogh, William Borroughs, Violeta Parra, Arthur Rimbaud y la lista es extensa. No hay por qué espantarse, el ser humano es una caja de Pandora, con todas las virtudes y desgracias del mundo encerradas en un reducto de marfil y huesos.
En esta ocasión no les daré un instructivo de “conquista-al-amor-de-tu-vida-con-cien-locuras-fáciles-y-prácticas”… digo, cada quien hace lo que puede para atraer al objeto del deseo y cada quien sabe cómo arriesgarse.
“¿Qué ha sido lo más loco que hayas hecho por amor?”… somos egoístas, siempre hacemos cosas a cambio de algo, nada se hace sin motivo. Tan egoístas somos que no faltan los casos en que una persona abusa de la buena voluntad del prójimo. Las películas americanas (y algunas telenovelas mexicanas) de adolescentes muestran estereotipos de la cultura popular “puberta”. Un ejemplo que me viene a la mente –de cómo un chavito comete locuras por amor- es la película “Lucas”, protagonizada por la estrella adolescente de finales de los 80, Corey Haim. En la cinta, Corey Haim interpreta a Lucas, un adolescente que se enamora por primera vez de una chica mayor que él –no tanto, claro- y, para llamar su atención, abandona su puesto en la banda musical de la secundaria y se mete a jugar en el equipo de fútbol americano. Las consecuencias –como diría el Dr. Emmet Brown- son desastrosas: Lucas termina peor que un trapo y en el hospital, claro que al final le aplauden (lo cual lo convierte en un muñeco ridículo) por el hecho de aventarse a jugar con los gorilas del equipo, tan solo para impresionar a la “niña de sus sueños”.
El amor es loco pero no tiene por qué llevarnos a estados enfermizos de comportamiento. ¿Hasta qué punto el amor anula la racionalidad de las personas?
El amor es ilimitado, no distingue credo ni posición social (aunque la televisión se esfuerce en condicionar las mentes). A lo mejor la desesperación de vivir en este mundo sin un motivo para respirar y abrir los ojos a la mañana siguiente es lo que mueve a hombres y mujeres a cometer locuras por amor.
No recuerdo ninguna sola vez en la que mi mente pensante no haya dominado a mi sentimentalismo. Mi cabeza está ahí, rige mi cuerpo, intento ser impulsivo pero ella manda. Cuando alguien no me conviene me lo dice y yo le obedezco. ¿Será quizá porque nunca he estado enamorado?
Todo este tema me ha hecho pensar mucho. Pensar en que nunca he cometido ninguna locura de amor. ¿Ustedes sí? Siempre me lo he pensado dos veces.Conozco muchas personas que llevadas por la pasión lo han dejado todo y se han ido a buscar a sus parejas, ya sea a Italia, Japón, Carolina del Norte, ¿yo lo haría?, no lo sé.¿Querer razonando es querer menos o es más?, ¿amar significa entregar, sacrificarte por la otra persona?
No sé que piensen. Si son de los que enloquecen por amor, ¿cuales han sido sus mayores locuras? Y si son fríos como el hielo y racionales como Einstein y Maquiavelo juntos, ¿cuál es su límite en el amor? ¿Se han enamorado de verdad?

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