lunes, mayo 05, 2008

Hay mamás a toda madre, y las hay con poca…

"Mamá va a hacer que todas tus pesadillas se hagan realidad, Mamá va a poner todos sus miedos en ti, Mamá te va a tener aquí bajo sus alas, No te dejará volar pero quizás te deje cantar; Mamá va a mantener a su bebé cómodo y cálido." Mother, Pink Floyd (1978).

Madre, el primer amor en la vida de todo ser humano. Cómplice y a veces delatora ante nuestros padres. Las mamás son ese rincón secreto donde nuestros primeros años de vida se envuelven con la calidez y el amor que nadie, nunca más, volverá a brindarnos. Hay madres que son “la neta”, algunas tan consentidoras que “se pasan de la raya” y otras que son tan frías como un museo antiguo. Tengo amigos que aún se dirigen a sus “jefas” con total respeto, de “usted”. Yo le digo “mami”, “jefa”, “mamá”; otros llaman a la suya por su nombre. Hay quienes nos la recuerdan a diario.
Lo cierto es que los seres humanos llegamos al mundo gracias al esfuerzo de nueve meses que se avientan nuestras mamás.
Sin entrar en el cliché del diez de mayo, a ellas no hay que festejarles una vez al año sino todos los días. Ahora bien, así como hay progenitoras que han influido de manera positiva en nuestra personalidad, las hay quienes han creado verdaderos monstruos, casi como una extensión de lo que ellas son. Con el debido respeto que se merecen, haremos una “breve” exploración al mundo de las “mamás malvadas” (o como diría mi “jefa”: “una mamá ruin”).
Yo creía que una mamá malvada era aquella que nos obligaba a comer cereal, sopa y los hígados encebollados simplemente para castigarnos y no dejarnos salir a jugar con los amigos, pero después me di cuenta que lo hacía por nuestra buena salud. También creí que las mamás perversas eran aquellas que nos torturaban con las tareas de las “decenas y centenas de manzanas” cada tarde de nuestra niñez, pero tampoco se trataba de eso, sólo nos inculcaban el razonamiento matemático de manera práctica y divertida (como cuando nos enseñaban a sumar en el ábaco).
Sí hay madres verdaderamente malvadas. Son esas que abandonan a sus hijos a la suerte, cuando se olvidan de su obligación educadora y formadora de valores humanos, de brindar amor y respeto. Madres que, obsesionadas con la belleza física, viven en la carrera infernal contra el tiempo y viven la vida desenfrenadamente, olvidando a sus hijos ante la “nana televisión”.
La madre ha estado más que cuidada por los mitos, leyendas y narraciones populares. Si revisamos la bibliografía literaria vemos como no ha habido una figura real de madre malvada, únicamente se nos muestra la imagen de una madre no biológica, de la vil madrastra, que es la que simbolizaría realmente a la mala madre. Parece como que la madre benévola, sacrificada por su casa, sus hijos, su marido, con un cariño sin reservas, una madre que traga, que se guarda la pena y la pesadumbre, fuese la imagen segura que aguarda en nuestra idea de maternidad, y más que un ideal, resultase ser una verdad absoluta, incuestionable, natural e instintiva.
Los relatos de autosacrificio dejan entrever un cierto resentimiento y se mezclan paradójicamente con las narraciones que apuntan hacia ese amor desinteresado de las madres hacia sus hijos y de los esfuerzos de éstas, fruto de ese amor desmesurado. Parece como si, seguidamente a la descripción de dicho sacrificio, no se asumiese como tal, sino que fuese un empeño por verbalizar la "creencia de que ese sacrificio es fruto del amor", es decir, el "mito del amor sacrificado", y no fruto de una exigencia social, un esfuerzo que pesa y que no se asume con la resignación que parece asumirse. Este esfuerzo soberano está unido a la "creencia de que todo amor pasa por un sacrificio", que si se ama se sufrirá y que para amar hay que sacrificarse, entendiendo aquí por sacrificarse la reducción de un espacio para la propia realización personal, a favor del beneficio y la dedicación del otro. Esta creencia en el sacrificio puede haber servido para mantener dentro del hogar a las madres, ya que este acto no estaba rodeado de una connotación de castigo, sino que más bien se abrigaba bajo argumentos que premiaban dicho sacrificio.

Un ejemplo contemporáneo: Mother (Pink Floyd, The Wall)
La película The Wall es una historia semi autobiográfica acerca de un niño que pierde a su padre en la guerra y es criado por su sobreprotectora madre. El niño crece con una soledad que lo hace no acomodarse en la sociedad. Se siente atrapado por un ambiente protector mientras es evitado por los hombres alrededor de él. Roger Waters opina al respecto: "Si tu puedes elevar una acusación contra las madres, es que ellas tienden a proteger a sus hijos demasiado. Mucho por mucho tiempo. Esto no es un retrato de mi madre, aunque una o dos de las cosas que ahí aparecen se le pueden aplicar a ella así como a un montón de madres de otras personas"

Mother, si bien no es un tema que acompañe la ternura en la letra, si lo hace en la música. La letra es bien cercana a la crítica a la sobreprotección de las madres, específicamente la madre de Pink. Abstrayéndonos de la concepción convencional de la madre, puede ser provisto este mensaje de una connotación social mayor, respecto al gobierno, religión, sociedad en general como entes de represión a los individuos, controlando y regulando la libertad de ser de los jóvenes, tema manejado mas claramente en Another Brick In The Wall, y argumentando tácitamente lo que es cada ladrillo en la pared, definiendo en Mother un ladrillo más.

La sobreprotección provoca daños irreversibles a largo plazo en cada niño (o niña), pero también la falta de atención y el maltrato psicológico que una madre joven (soltera la mayor de las veces) ejerce sobre la criatura. No quiero desmitificar el papel de la madre, conciente de que muchos grupos feministas arremeterían contra mí (sin fundamento lógico), pero les invito a investigar sobre casos de maltrato de madres hacia hijos no deseados, deseados y hasta ajenos.
Y repito, hay madres muy chidas, esas merecen un día especial durante toda su vida. No hay amor más grande ni más desinteresado que el de las mamás.

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