lunes, octubre 06, 2008

Tan deliciosa, cybernética, agridulce y ponderosa adicción al Internet


"¿Qué es real? ¿Cómo defines lo real? Si estás hablando de lo que puedes sentir, lo que puedes oler, lo que puedes saborear y ver, entonces lo real son simplemente señales eléctricas interpretadas por tu cerebro." Morfeo. The Matrix

Hace diez años no tenía la menor idea de cómo prender una computadora y luego, cómo utilizarla. Sabía de la existencia de Windows, de Apple, de unos tales Gates y Steve Jobs, incluso había leído acerca de mundos y realidades virtuales, hasta que me entusiasmó la idea de acceder a la información y conocer personas de otras partes del mundo por medio de un invento maravilloso: la Internet.
Después de mi primer contacto con la red de redes, mi vida diaria se modificó y el comportamiento que presentaba dio un giro de 180 grados. La creación de mi primer correo electrónico corrió por cuenta de un amigo, el pretexto era que de ese modo nos mantendríamos en contacto de manera inmediata, sin la molestia de ir a una oficina de correos y esperar a que las noticias del exilio nos llegaran con días de retraso. Y pensé “¡pues chingón!, pero ¿cómo diablos le hago si no sé manejar una computadora?”. Eso no fue problema, parece que nuestra generación nació “programada” para mimetizarnos con las computadoras. De un correo electrónico nos fuimos por los terrenos de los sitios web para buscar información acerca de mis artistas y músicos favoritos, luego, las salas de chat para conocer personas, ya sean de la Ciudad de México o del resto del mundo.
Pero de repente, la necesidad de revisar el correo electrónico se volvió imperiosa, por no decir molesta y enfermiza. Mi cabeza ya no pensaba en timbres postales y “aquí y ahora” sino en arrobas y “Kbps”. Cuando uno al fin tiene el servicio de internet en casa, es imposible despegarse de la computadora. De repente dejamos de ser un nombre y apellido para asumir un “nick”; los saludos de mano se convierten iconos creados a partir de signos de puntuación, paréntesis (años más tarde usaremos iconos animados y dejaremos los nicks para escribir cualquier tontería que refleje nuestro estado de ánimo).
A diez años del primer contacto (¿o amor a primer clic?), utilizo el Internet para entretenerme, explorar el mundo y leer noticias. Pero aún así, fui adicto durante mucho tiempo. Hoy preferiría salir a conocer el mundo, conocer gente de viva voz y enamorarme de alguien neto y real, no de un “nick”.
La Adicción a Internet es una conducta compulsiva y repetitiva a usar medios tecnológicos para desarrollar actividades comunes. Algunos individuos empiezan a presentar esta tendencia a medida que la tecnología se vuelve más ubicua.
La adicción a reemplazar actividades como la comunicación con la pareja, amigos y en general a relacionarse con el resto de la sociedad, tanto en el ámbito laboral como social, por medios electrónicos, comenzó a principio de los 90. La tecnología que comenzó como una manera de facilitar el trabajo o la comunicación tiene también su lado negativo. En ese aspecto se podría hacer un paralelismo con la droga, que ofrece para la sociedad un medio idóneo para el tratamiento de las enfermedades, pero también ofrece un camino para facilitar las adicciones.
Así como los drogadictos buscan un mundo ideal, fantasmal o idílico en las drogas, aún a sabiendas que esto es irreal, los tecnoadictos, en forma análoga, buscan en la tecnología también un mundo irreal donde poder ocultar sus temores, y hasta adoptar una personalidad distinta a la real. Es común que estas personas adopten roles virtuales muy distintos a sus características reales tanto en edad como en sexo. La meta es ocultarse tras el manto de anonimato que hoy la tecnología puede ofrecer. Los estadounidenses Iana y Michael Straw, una joven pareja de Reno, Nevada, enfrentan cargos de negligencia de menores después de que una trabajadora social descubrió en junio del 2007 que sus dos bebes se estaban muriendo de hambre mientras que los padres jugaban Dungeons & Dragons por Internet. La pareja se declaró culpable en Julio y ambos se enfrentan a una posible pena de doce años de cárcel.
Tradicionalmente las relaciones se han dado por lazos directos, hoy la tecnología a través de Internet y su enorme difusión y alcance permite reemplazar este trato directo por uno indirecto, impersonal y vacuo. Los tecnoadictos suelen manejar una jerga propia, enigmática, que sólo es para iniciados (la misma conducta de tribu es observada en otros grupos cerrados). Esta jerga es la manifestación concreta de la pertenencia a un grupo de elite. Es en este caso donde el abuso de la tecnología por parte de los tecnoadictos se manifiesta, ya que se corrompe el origen de la tecnología como medio facilitador para acortar distancia entre los individuos y se reemplaza su utilización como medio de aislarse de la sociedad.
Hoy cualquier persona encerrada en su cuarto y sólo conectada a ésta mediante la Internet puede creer desarrollar una actividad “normal” de comunicación y relacionarse con el resto del mundo cuando en realidad se trata de un individuo aislado y escindido del resto.
Las relaciones patológicas vía Internet se prestan a la fantasía para el adicto a Internet. Debido a la posibilidad de la comunicación permanente, las relaciones se distorsionan. Sin embargo, las relaciones disfuncionales de un amante electrónico reproducen, en general, los problemas de parejas no virtuales. Por otro lado el grado de idealización de la relación sentimental lograda por Internet es directamente proporcional a la depresión, ansiedad y enojo posteriores al corte del dañino hábito. Es un punto de capital importancia comprender que estamos refiriéndonos a una adicción, y esta, como tal, necesita de tratamiento urgente, ya sea para curarla como para evitar una cronicidad irreversible. Una forma de comprender la gravedad de la siguiente sintomatología es reemplazar la palabra Internet por alcohol, cocaína, heroína u alguna sustancia ya clasificada social y médicamente como adictiva.

Síntomas psicológicos
Un sentido de bienestar en la computadora. Depresión o vacío cuando no está en la computadora
Ansiar más y más tiempo en la computadora. Incapacidad para controlar el tiempo en la computadora
Problemas con el trabajo o escuela debido al tiempo pasado en la computadora
Una falta de honestidad acerca de cuánto tiempo se pasa en la computadora
Ignorar a la familia y amigos

Síntomas físicos
Síndrome del túnel carpiano
Dolor de cabeza por migraña
Dolores de espalda
Ojos secos
Anormalidades alimenticias
Alteraciones del sueño


Ahora, no me gusta dar consejos, no soy la persona indicada, pero sí les aconsejo que de una buena vez por todas salgan a la calle, así sea el lugar más peligroso para transitar, ya es momento de tomar lo que nos pertenece. La vida es aquí y ahora, el mundo virtual puede ser un paraíso pero no sustituye al calor de las caricias cachondas en el rincón de la sala, los besos bajo la lluvia, la humedad de una voz que nos dice “eso está poca madre” o la transparencia de la mirada.
El Internet nos ha facilitado la vida práctica, laboral y escolar, la comunicación y la difusión, pero si las cosas se salen de control, estaremos al borde de una adicción tan dañina como cualquier droga sintética.

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