CHETUMAL.- El
problema de los embarazos adolescentes es responsabilidad tanto de hombres como
de mujeres, expresó la maestra en ciencias María Eugenia Salinas, catedrática
de la Universidad de Quintana Roo quien ha realizado estudios de género desde
el punto de vista antropológico. “Creo que uno de los fracasos de las políticas
públicas consiste en solamente responsabilizar y culpabilizar a las niñas y a
las mujeres. Considero que es una responsabilidad masculina y de la sociedad en
general”, expresó María Eugenia Salinas al iniciar la ponencia “Embarazos
adolescentes, responsabilidad ¿de quién?” en el marco del Diálogo contra el
Embarazo Adolescente NO Planificado, celebrado en la División de Ciencias de la
Salud de la Universidad de Quintana Roo.
“Un
asunto importante se refiere a los Derechos Humanos de las niñas y los niños y
las mujeres, por ello empiezo citando la convención sobre los Derechos Humanos
del niño, que establece que los derechos humanos civiles, políticos,
económicos, sociales y culturales que deben disfrutar todas las personas
menores de 18 años sin discriminación alguna. El derecho de los niños, niñas y
adolescentes a la supervivencia, al desarrollo pleno, a la protección contra el
abuso, el maltrato y la explotación. Otro elemento de esta convención sobre los
derechos del niño es el derecho a la participación en la vida familiar,
cultural y social; y también se encuentran todos estos derechos articulados de
forma precisa y concreta en este instrumento jurídico. Es algo que no
debiéramos olvidar como los derechos humanos de niñas y niños y adolescentes
están estrechamente relacionados con esta problemática que hoy nos ocupa”,
explicó María Eugenia Salinas al inicio de la ponencia.
A manera de introducción explicó que los
adolescentes son las personas de entre 12 y 18 años de edad y conforman el 20
por ciento de la población de América Latina y el Caribe.
Destacó que México ha logrado reducir su
población en 50 años durante la primera transición demográfica (La transición
demográfica alude al paso de niveles de natalidad y mortalidad altos y sin
control a niveles bajos y controlados), un índice relativamente bajo con
respecto a Europa cuya reducción se dio en cien años.
“Esta transición demográfica e que las
familias tenían 9 hijos, 5 hijos y de repente, hoy tenemos por familia 2.5
hijos, pues es la primera transición demográfica. Entonces se esperaba después
de esto que se redujera también el embarazo de las mujeres y parejas jóvenes.
Esto no ocurrió, no ha ocurrido en México y en la mayoría de los países de
América Latina esto no ha ocurrido. Es a lo que se le llama la segunda
transición demográfica, o sea ¿qué ha pasado como ha sucedido con el resto de
los países del mundo, que no se ha rezurcido la fecundidad de las mujeres
jóvenes?; bueno, también critico a la demografía porque sólo se ocupa de las
mujeres. Yo no creo que las mujeres se embaracen solas; se embarazan porque
también hay un joven, un niño o un caballero que las embaraza. Entonces, el
embarazo no es sólo asunto de mujeres; es asunto también de hombres”, añadió.
En la relación entre fecundidad no
deseada y privación en el ejercicio de los derechos, destaca particularmente la
inequidad de género pues son las mujeres quienes viven y padecen con mayor
fuerza las consecuencias del embarazo no deseado “sea porque los hombres
adolescentes o no, tienden a eludir su responsabilidad, sea porque la
responsabilidad de la prevención se imputa unilateralmente e injustamente a las
mujeres; cuando los hombres deberían ser, al menos, igualmente activos en
protegerse para no provocar embarazos no deseados.”
Resaltó que otro factor de embarazo
adolescente no deseado tiene origen en la violencia sexual o en el
aprovechamiento desleal muchas veces cometido por hombres adultos. “Esta es una
problemática que se ha discutido pero ya es hora de empezar a hacer cosas más
efectivas contra el abuso sexual en Quintana Roo de las niñas y los niños, y la
explotación sexual de las niñas y los niños. Conocemos más la explotación
sexual y el abuso de las niñas porque en ocasiones se embarazan. Pero los niños
también son víctimas del abuso sexual”, puntualizó.
Refirió también a las prácticas
discriminatorias a las que son sometidas las niñas embarazadas pues los
directores de los planteles “las corren argumentando que son un mal ejemplo”
“El niñito, el caballero o el padrastro o el tío o el
padrino que violó a la niña, eso no es mal ejemplo y no sufren ninguna
consecuencia. Pero la niña embarazada en la escuela que llega con su barriga,
eso es mal ejemplo. Eso se llama doble mal y está mal”, concluyó María Eugenia Salinas.
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