BACALAR.- La ciudad de Bacalar está
situada a 18º40’ de latitud norte y a 88º23’ de longitud oeste, a orilla de la
laguna del mismo nombre, en el sur de Quintana Roo. Por su ubicación geográfica
y sus posibilidades de comunicación con el mar y la región circundante, Bacalar
fue desde la época prehispánica y hasta finales del siglo XIX, un sitio de
importancia estratégica.
Uno de los sitios de mayor interés
histórico y turístico es el Fuerte de San Felipe Bacalar, construido frente a
la laguna y ubicado a un costado del zócalo de la ciudad. En el exterior del
fuerte hay una placa conmemorativa que dice:
“Este castillo fue reconstruido en el
año de 1938 por el personal del Ejército Mexicano compañía fija al mando del
entonces mayor de cab. Salvador Alcaraz González, colonizador esforzado a quien
se debe el rescate de valiosos monumentos históricos y el desarrollo de esta
comunidad. Bacalar Q. Roo, diciembre de 1992”
El Fuerte de San Felipe Bacalar fue
construido en 1733 por órdenes de Don Antonio de Figueroa y Silva, Capitán
General de Yucatán, para proteger a la población de Bacalar de los frecuentes
ataques piratas y defender la región del acoso de los traficantes de Palo de
Tinte. Durante la segunda mitad del siglo XIX durante la llamada Guerra de
Castas, la foraleza volvió a ser escenario de acciones bélicas para la posesión
de la plaza.
En el interior del fuerte se encuentra
el edificio denominado “Caballero alto”, donde se ha instalado el museo de la
piratería y además contiene en su interior un mural de Elio Carmichael. Un
plano de 1751 muestra los cimientos originales del “Caballero alto”, testimonio
de la solidez de los muros de piedra con que fue construido.
Entre objetos de medición de estrellas,
navegación, catalejos, sextantes, brújuas, teodolitos y un reloj de arena, la
historia del Fuerte de San Felipe Bacalar se narra a través de las diferentes
épocas de la historia de la Península de Yucatán.
Destaca la información referente a la
actividad de los piratas en el Mar Caribe y las reproducciones a escala de
embarcaciones utilizadas en su tiempo como el galeón, el navío de línea, el
bergantín y la balandra. Iratas como John Hawkins, Francis Drake y uno de los
más sanguinarios de su tiempo, Jean “L’Olonnais” son reseñados en la sección
dedicada a los bucaneros.
En el siglo XVIII se colocaban estacas
puntiagudas de madera en el fondo alrededor del Fuerte, convirtiéndola en un
bastión invencible; en esa época el único acceso tenía un puente levadizo de
madera. Hacia 1766 la fortaleza cuenta con 24 cañones de una a seis pulgadas de
calibre que se encuentran distribuidos en los baluartes y el techo del
“Caballero alto”.
El recorrido es breve pero se convierte
en una experiencia límite de duración dada la ubicación del edificio, frente a
la laguna. La torre en el interior del fuerte se encuentra cerrada para acceder
a la planta alta y lograr una mejor visión del panorama. En el edificio de la
torre hay una tienda donde se ofrecen artesanías, quizá podría complementarse
con algún tipo de literatura a la venta.
Las visitas son pocas entre semana y
sólo hay un guía en el museo. Hace falta una actualización de datos y una
dirección más clara para el visitante en el sentido cronológico de los hechos;
se mezclan muchos datos que resultan sucesos aislados en cada etapa de la
historia.
Los guías saben los temas y se
desempeñan bien con los visitantes, sin embargo algunos no saben expresarse
correctamente.
La afluencia de visitantes extranjeros
se da únicamente cuando un crucero atraca en Mahahual y durante el verano.
Un sitio extraordinario por la importancia histórica
que representa para la zona, especialmente por tratarse de una edificación con
más de 200 años de existencia y el cual ha arrojado datos importantes a la
historia de Bacalar.
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