CHETUMAL.- Ever Canul Góngora, poeta, es antropólogo de profesión y vive en Chetumal donde
se desempeña como académico en la Universidad de Quintana Roo. Nació en Felipe Carrillo
Puerto en 1973. Es autor de varios libros de poemas (Piélago lunar y Travesía
sibilina) y aparece en antologías poéticas nacionales. Entrevistamos al
poeta entre libros y tazas de café para conocer sus primeras experiencias con
la poesía, su visión respecto al acontecer del país y su influencia en la
poesía, así como los proyectos en los que se encuentra trabajando.
Ever,
cuéntanos sobre tus actividades y cómo te iniciaste en las letras:
“Soy
profesor investigador de la Universidad de Quintana Roo y esto ya cargo del
Centro de Estudios Interculturales como jefe del centro, es parte de mi
actividad académica y profesional, pero pienso que las actividades que les toca
desempeñar a los seres humanos generalmente están vinculados con su vida
cotidiana. Entonces, mi vida gira en toro siempre al ser humano y en ese sentido,
para mí, la poesía y la antropología y lo que hago en la Universidad de
Quintana Roo lo veo como parte de mi destino, de mi profesión y de mi vida.
También en ese sentido el destino me ha llevado también a la poesía. Dice Juan
Domingo Argüelles que la poesía es destino. Entonces he asumido esa premisa
como una premisa fundamental de mi vida. Nací en Felipe Carrillo Puerto y desde
muy pequeño, por los trabajos de mi padre, que es profesor de primaria, nos
trajeron a Chetumal. La primaria y todos los niveles académicos los cursé aquí.
¿Cómo llego a la literatura? Pues llego de una manera muy interesante porque mi
padre tenía una pequeña biblioteca en la casa y es como me acerco a la
literatura, obviamente sin saber nada sobre literatura pero si con una curiosidad
de conocer las letras, y digo letras en el sentido de acercarme a leer y conocer
su significado desde muy pequeño. Así mi lectura, a partir de ese momento, ha
sido de esa manera, leyendo autores clásicos y también leyendo algunas
enciclopedias. Afortunadamente mi adre, al darse cuenta que no era un asiduo
estudiante disciplinado, él decidió comprarme las enciclopedias y creo que eso
me ha llevado también al mundo de las letras.
Mi
acercamiento hacia la literatura se da también a través de algunos escritores
rusos. Mi padre tenía correspondencia que le llegaba de la Unión Soviética a
Felipe Carrillo Puerto, estamos hablando de los años 70, y había una revista
que se llamaba ‘URSS’ y se la enviaban a mi padre. Entonces, conocí la Unión
Soviética a través de esa revista que venía ya traducida al español y así
conocí a los grandes poetas de la pedagogía y también lo que pasaba en ese
país. Ese fue mi primer acercamiento a la literatura a través de esas revistas
y libros que mi padre tenía. Con el tiempo que llego a Chetumal empiezo a leer
cosas que encontraba en las librerías sin tener y ahora entiendo que no es
necesario buscar un orden porque el orden es parte de lo que uno define en
relación a su búsqueda poética. Me acerqué a los autores de la región leyendo
cosas del maestro Javier España, del maestro Ramón Iván (Suárez Caamal) pero mi
acercamiento más estigmático, si queremos llamarle en ese sentido, fue en mi
etapa universitaria con el profesor Javier España Novelo que lo considero no
sólo mi maestro sino también mi amigo. Puedo decir que hay un parte aguas en la
decisión de mi vida y de mi destino a través de ese acercamiento con Javier
España. Es en los talleres de la universidad donde empiezo a entender todo eso
que en mis oídos sonaba y que en veía a través de mis ojos, que sabía que eran
letras diferentes a otras lecturas. Entonces me acerco a conocer la poesía en
un ámbito mucho más universal leyendo autores diversos como los ‘poetas
malditos’ de la poesía francesa. De ahí arranco en mi viaje poético y en ese
sentido he asumido que es mi destino, y mi destino no lo veo diferente a mis
actividades porque finalmente, la antropología habla del hombre y quizás la
poesía tiene un alcance mucho mayor porque Xirau dice que la poesía es
conocimiento. Entonces creo que en todo caso la antropología me ha
complementado en mi vida poética y no al revés.”
La
obra poética de otros autores se nutre de las cuestiones subjetivas del medio
que lo rodea. Lo humano es un elemento intrínseco en tu obra, ¿cómo defines tu
poesía?
“Quiero
decirte que también acepto que huyo de las definiciones porque siempre queremos
definir cosas. Cuando de repente preguntan ¿cómo es tu poesía? Si es una poesía
intelectual, si es paisajista, si es una poesía de la experiencia, a mí me
gusta pensar que lo que hago finalmente es poesía y que la categorización o la
definición le corresponde al lector. Y creo que también el creador va caminando
de acuerdo a su experiencia, a su vida, y cuando hablo de experiencias estoy
hablando no solamente lo que vive en la vida cotidiana sino también lo que lee,
lo que forma parte de su vida. Finalmente todo lo que tenemos como seres
humanos es la posibilidad de acercarnos a aprehender todo, y ese todo es el
Universo, y el Universo contiene letra, contiene pensamiento, contiene
simbología, contiene una relación permanente con lo vital. Entonces la
literatura para mi es algo vital porque es la posibilidad de entender nuestra
relación con nuestra propia especia desde la parte fundamental que es el
lenguaje. El lenguaje es lo que nos posibilita como especie para poder nombrar
todas las cosas del mundo y para poder sentir todas las cosas en el mundo.”
En
ese sentido ¿en qué estado se encuentra la literatura, hablando del ámbito
local?
“Pienso
que la literatura local, me gusta pensar que está en su mejor momento; en su
mejor momento creativo, en su momento de acercamiento al mundo de las letras
porque cuando uno piensa históricamente, digamos hace diez o veinte años, uno
tenía identificado en el aspecto local. Y cuando digo local también
entrecomillo porque la experiencia nos dice que estamos tan conectados con el
mundo que no importa que estemos cerca de la bahía de Chetumal porque esa bahía
se conecta con cualquier parte del mundo. Y ahora las comunicaciones también
nos vinculan en un minuto o en un segundo con cualquier parte del mundo.
Haciendo esa salvedad uno puede ver que los creadores han ido creciendo poco a
poco y eso se debe también a esa dedicación de algunos profesores que han dado
su tiempo abrir esa puerta al conocimiento. Insisto en el conocimiento porque la
literatura nos abre esa posibilidad. Es conocimiento, es filosofía.”
¿Estás
dando asesorías, clases o talleres para jóvenes?
“En
este momento no aunque cada vez que alguien viene y quiere establecer un
vínculo a través de la palabra, siempre estoy dispuesto a hacerlo porque es una
relación vivificante. Lo que pase después con ese individuo pues, espero que
siempre se haga agradable.”
¿La
semilla de la poesía se está extendiendo hacia las generaciones jóvenes?
“Bueno,
siempre tengo la esperanza. Soy un hombre de fe y entonces creo que sí porque
si lo veo de otra manera, digamos que nos estamos condenando a nosotros mismos
a no permitirnos que tengamos generaciones que conozcan más allá del Twitter y de Facebook u otras cosas. Los jóvenes se están acercando también a la
literatura, quizás no como pensáramos o creyéramos. Pero también hay que decir
que la literatura tiene su tiempo y su momento; la literatura no espera
condiciones políticas ni económicas, la literatura vive y vive en y a pesar de
todas esas cosas. Quizás lo que hay que buscar son esos espacios
institucionales para que tengan un hogar y florezcan esas expresiones que están
muy vivas. La oralidad siempre está muy viva y sobre todo en las cuestiones
estéticas. Eso también es una enseñanza del mundo mesoamericano, nosotros
vivimos en una región mesoamericana entonces podemos acercarnos a entender que ahí
también radica una raíz muy viva y también, por el otro lado, con los
profesores. Además es un proceso lento. Quiero pensar también que debemos
construir lectores porque entre más lectores tengamos -buenos lectores, no
leedores como decía Gabriel Sainz- tendremos esa capacidad de opinar, no
solamente de literatura sino de todas las cosas, elevar nuestro nivel de
opinión. Y si se acercan a la literatura pues, ¡qué bueno! Creo que es
importante enfatizar el asunto de los espacios para la lectura y los espacios
de lectura nos toca a todas las instituciones, no solo de la Universidad ni de
las bibliotecas o las instituciones culturales, debe ser de todas las
instituciones. Si tuviéramos funcionarios que sean buenos lectores tendríamos
funcionarios más humanos, más acercados a entender que el mundo no es Chetumal
sino que Chetumal es parte del mundo.”
En
ese sentido ¿piensas que la situación actual del país influya en la obra
poética de los escritores?
“Las
condiciones del mundo y las condiciones de la creación o creativas, pienso que
la condición que sea, no importa porque la creación es un asunto que lleva su
tiempo y que se decanta de una manera misteriosa. Que sí tenemos creadores que
atienden fervorosamente el asunto de los problemas de la nación, y hablan
críticamente, ese es un tema y es una posición de algunos creadores. Hemos
visto que en los momentos más críticos del mundo, de las sociedades, es cuando
aparecen y florecen los creadores. Y seguramente florecen porque es la
esperanza humana que nos queda porque, en los momentos más críticos de la
humanidad, la palabra, el lenguaje y la esperanza para nombrar todas las cosas
del mundo, y nuestras emociones también y para expresarlas, aparecen a través
de la creación. Apuesto a la creación de lectores. Si construimos buenos
lectores, seguramente los niños, los jóvenes y los adultos les costará mucho
trabajo tomar un arma, les costará mucho trabajo tomar una decisión
macroeconómica que afecte a los otros. La literatura es un aporte de la
humanidad hacia el hombre. Creo que si queremos crear una sociedad más
saludable y crítica, hay que apostar a la lectura y hay que apostarle a la
libertad de lectura, que no tenga ataduras ni moral porque el ser humano debe
tener esa libertad de acceder a las fuentes de la literatura.”
Actualmente
Ever Canul Góngora se encuentra trabajando en un libro de poesía dedicado a su
hija, escrito en forma de Haikú.
“En
este momento estoy escribiendo un libro que está dedicado a la relación de mi
hija con el mundo. Y su mundo tiene que ver con la naturaleza; esa naturaleza
tiene que ver con la vegetación, con el jardín de la casa. Entonces es posible
que se llame El jardín de agua, que además, la decisión de escribirlo en la
tradición japonesa tiene que ver con la poesía del Haikú que es una tradición
milenaria, y qué más milenario que la propia creación de dar vida que es
nuestra condición milenaria como especie. Considero que ahí radica la
posibilidad de escribir con otra forma y otra percepción sobre el mundo, es
otra tradición poética pero que sobre todo por su forma y su propuesta formal
se escribe de una manera y una intención aparentemente sencilla pero en una
posición sintética. ¿Y qué es eso? Es justamente una relación humana, esa
relación sintética que vincula, que une desde un punto de vista fundacional y
por eso me acerco a esa tradición para escribir algo sobre mi hija y para mi
hija, y es una relación de ese mundo que hemos construido. También estoy
escribiendo algo de poesía amorosa pero he avanzado en la otra parte, pienso
que el próximo año podríamos tener un ‘borrador’ de ese trabajo.”