sábado, agosto 13, 2011

Las preferencias literarias de los chetumaleños


CHETUMAL.- Una de las consecuencias del rezago educativo y la falta de atención al nivel de alfabetización es la falta de hábito de lectura. De la misma manera los bajos sueldos que percibe el empleado promedio no le permite invertir en una biblioteca personal pues los precios de algunos libros equivale a una ración de comida diaria o al salario semanal de un ayudante de albañil. 
Pero no todos los libros mantienen un precio alto ya que en el mercado existen ediciones de bolsillo “económicas” de obras clásicas (entre 44 y 90 pesos, dependiendo) y que pueden adquirirse y compartirse entre los miembros de una familia. Desafortunadamente el panorama no es el más positivo pues México no es un país de lectores. Chetumal, con sus demasiados establecimientos para venta de alcohol, centros de diversión nocturnos y muy pocas opciones lúdica y culturales, no está exento del bajo índice de lectores y consumidores de libros. Como una paradoja existe en el mercado una gran variedad de títulos y “best sellers” que los lectores con suficiente poder adquisitivo para comprar un libro, ejerce el poder de decisión de acuerdo a su preferencia. 

Luis Carlos Garibay, jefe de la librería Educal en Chetumal en el interior del Museo de la Cultura Maya, comenta que son los adultos quienes más visitan y adquieren libros, aproximadamente unas 300 personas semanalmente. “La preferencia de la gente son las novelas históricas, novelas de ciencia ficción, títulos clásicos, como siempre ¿no? Aquí vendemos varias cosas, hay gente que le gusta la música, vendemos documentales, revistas especializadas. La revista Arqueología Mexicana es muy cotizada, y los diferentes títulos que de repente son ‘best sellers’ y cosas así. Claro que no vendemos tanto ese material porque nos hemos centrado más en las cuestiones de la cultura maya; y vendemos muchos libros de la cultura maya, no solo en español sino en otros idiomas porque viene mucha gente del extranjero. Eso es más o menos a grandes rasgos lo que la gente prefiere”.
A la librería acude semanalmente un aproximado de 300 personas. Éstas pueden entrar a la librería, hojear revistas o libros y si así lo decide, realizar compras. La mayoría de estos compradores son gente adulta.
“La mayoría son adultos; desgraciadamente quisiéramos ver a más jóvenes pero los fines de semana los padres traen a sus hijos a la librería y eso es algo que nos agrada mucho porque, si los padres les inculcan el hábito de la lectura a sus hijos pues, estos van a ser lectores cuando empiecen a crecer”, explicó.
Dentro de la librería hay un rincón de libros para niños y niñas, con una mesita y decoraciones coloridas, y diferentes títulos y temas. “En esta librería se pueden tomar los libros, hojear con cuidado y con la supervisión de los padres, para que los niños sientan, se enamoren de los libros porque eso es lo que hace que uno lea, que amen los libros y vean qué es lo que les atrae. A veces, de repente los papás dicen ‘¡te voy a comprar este libro!’ y el niño dice que no quiere ese, que quiere otro. La idea de que los libros estén accesibles es para que ellos puedan tomarlos, los puedan abrir y leerlos”.

Los difíciles tiempos por los que atraviesa el país, económica y culturalmente hablando, han puesto a los mexicanos en el punto en que la adquisición del hábito de lectura y la conformación de una biblioteca personal, se ha convertido en una actividad “de lujo”, innecesaria y sin resultados palpables e inmediatos. No obstante la expresión oral y el desarrollo de ideas ante un foro o grupos de discusión son esenciales al momento de sostener un diálogo o defender una postura ideológica. Se dijo también que los libros desaparecerían en su forma tradicional para dar paso a las versiones electrónicas almacenables en los dispositivos móviles. Luis Carlos Garibay opina al respecto “realmente los libros se deben de amar, por lo tanto, cuando uno los compra no piensa que es un gasto sino una inversión; aparte los libros te dan un conocimiento mucho más allá de lo que uno puede percibir con los sentidos a tu alrededor, te permite viajar a otros lugares, te permite conocer a otras personas y cómo vive gente que ya no existe o las épocas diferentes. De repente la gente me dice que son muy caros pero, no es que comparemos porque no podemos comparar a México con Europa, pero los libros en otros países son excesivamente caros. Mucha gente que viene del extranjero se sorprende al ver que el libro es más barato que en su país, hasta el triple del precio de lo que cuesta aquí. Los libros no son un artículo de lujo como muchas personas dicen, hay libros económicos que se pueden conseguir. El libro es un artículo de educación, conocimiento y aprendizaje”, finalizó. 

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