“No creas que por estar desnudo así no voy a pasearme de puntitas en tu jardín. No creas que esta navaja es para mí, la traje para rascarte a ti hasta morir”. Hasta Morir. Caifanes, 1992.
Mucho se ha escrito sobre el erotismo en la vida de las personas, principalmente en las parejas. Desde tratados, manuales, fotografías y hasta documentales, el erotismo se aborda como el ingrediente principal en las relaciones de pareja, saboreado por muchos y satanizado por la Iglesia Católica.
Procedente del dios griego Eros, dios del amor, el erotismo se ocupa de todo lo relacionado con las relaciones sexuales y no simplemente con el acto físico sino también con todas sus proyecciones. El erotismo puede verse en combinación con la libido, término más usado por el psicoanálisis de tipo. El erotismo trata de todo aquello que emana de nuestra zona libídica y está relacionado con el sexo y con el amor erótico vis-à-vis el amor caritas. El adjetivo erótico nos indica que el tema a tratar está relacionado con el sexo dependiendo del sustantivo al que califica.
La palabra más usada comúnmente y procedente del inglés es "sexy" que vendría a reflejar el interés erótico de una persona o de un objeto. En el mundo de los objetos, el erotismo puede confundirse con el fetichismo que es la derivación, hacia objetos o partes del cuerpo, de la libido; de tal manera que la vista o una simple imagen real o mental de esa parte del cuerpo provoque en el fetichista un deseo sexual.
Del erotismo se consiguen libros enteros dedicados a explicar técnicas y cómo ponerlas en práctica. Un exponente muy divulgado del erotismo literario es el conocido Marqués de Sade, quien en su época fue catalogado como depravado por ejercer el libertinaje de la manera pública y por acompañar el tema de las relaciones sexuales con fuertes dosis de violencia la receta perfecta para vender bien. El erotismo es una herramienta que genera atracción sexual y que puede ser canalizada adecuadamente para lograr completa satisfacción del individuo.
El otorgarle un papel importante en la vida de las personas, ya sea de par en par o a solas, es acertado pues erotismo también supone un principio creador de todas las cosas. Los juegos de seducción previos a la relación sexual le añaden el sabor a la máxima manifestación de vida de los seres humanos, el camino largo y paciente hacia el carnaval multicolor de las pieles y los cuerpos. Hagamos la mojigatería a un lado y aceptemos de una buena vez por todas, ¿quién no se ha encendido con una aparente simple mirada de alguien o siente que la piel se estremece con unas cuantas palabras dulces susurradas al oído?
El erotismo es el refinamiento intelectual y físico de una función tan animal como lo es la preservación de la especie humana. Sin erotismo de por medio, una relación sexual se convierte en un vulgar “revolcón” de dos personas carentes de identidad, cultura o han sido castrados por una doctrina que no entiende libertades (parafraseando a una canción de Los Caifanes).
Más de uno estará de acuerdo en que una relación sexual sin juegos eróticos previos es tan aburrida como un programa del Canal del Congreso, ¿les parece emocionante llegar con alguien, desvestirse –que no, desnudarse-, tirarse a la cama y simplemente entrar y salir, sudar y gritar como animales y ya?...
Nuestra sociedad mexicana es una sociedad que se ríe al menor comentario de “mi novi@ comenzó a besarme suavemente por el cuello” o exquisiteces por el estilo. Gracias a los más de 500 años de dominación ideológica judeocristiana sobre las conciencias mexicanas, el erotismo se ha visto como tabú, y no sólo en México; ahí radica el éxito del cine de ficheras y la constante demanda de cine porno entre la masa: nos gusta lo prohibido, lo gozamos y hasta cierto punto, deseamos romper las reglas de la sociedad una y otra vez.
Como dije, el erotismo es el ingrediente principal de las relaciones humanas y es un refinamiento de la función reproductiva. Para disfrutar nuestro erotismo –y su consecuente sexualidad- es recomendable cultivarse en esos terrenos, leer libros, tratados, disfrutar de los placeres simples de la vida, dejarse llevar por una mirada, saber poner límites (porque todos merecemos espeto a nuestra integridad física y emocional), conocer nuestro cuerpo, lo que nos gusta sentir… hasta donde ya hemos visto, la humanidad no se ha quedado ciega por autoexplorarse (y eso que la santa madre iglesia católica romana nos ha advertido de los peligros del autoerotismo, una más de sus mentiras).
El ser humano puede construir cosas extraordinarias, dibujar espirales y paisajes imaginarios sobre el lienzo en el abdomen de una mujer (u hombre, según sea el caso) es un arte supremo. Hay que saber trazar esos paisajes y los caminos imaginarios hacia el “pedazo de eternidad terrenal”.
A todos aquellos que se aventuren en el dulce terreno del erotismo y busquen dibujar jardines secretos en algún abdomen o pecho, como diría Bob Ross, les deseo “felices trazos”.
Mucho se ha escrito sobre el erotismo en la vida de las personas, principalmente en las parejas. Desde tratados, manuales, fotografías y hasta documentales, el erotismo se aborda como el ingrediente principal en las relaciones de pareja, saboreado por muchos y satanizado por la Iglesia Católica.
Procedente del dios griego Eros, dios del amor, el erotismo se ocupa de todo lo relacionado con las relaciones sexuales y no simplemente con el acto físico sino también con todas sus proyecciones. El erotismo puede verse en combinación con la libido, término más usado por el psicoanálisis de tipo. El erotismo trata de todo aquello que emana de nuestra zona libídica y está relacionado con el sexo y con el amor erótico vis-à-vis el amor caritas. El adjetivo erótico nos indica que el tema a tratar está relacionado con el sexo dependiendo del sustantivo al que califica.
La palabra más usada comúnmente y procedente del inglés es "sexy" que vendría a reflejar el interés erótico de una persona o de un objeto. En el mundo de los objetos, el erotismo puede confundirse con el fetichismo que es la derivación, hacia objetos o partes del cuerpo, de la libido; de tal manera que la vista o una simple imagen real o mental de esa parte del cuerpo provoque en el fetichista un deseo sexual.
Del erotismo se consiguen libros enteros dedicados a explicar técnicas y cómo ponerlas en práctica. Un exponente muy divulgado del erotismo literario es el conocido Marqués de Sade, quien en su época fue catalogado como depravado por ejercer el libertinaje de la manera pública y por acompañar el tema de las relaciones sexuales con fuertes dosis de violencia la receta perfecta para vender bien. El erotismo es una herramienta que genera atracción sexual y que puede ser canalizada adecuadamente para lograr completa satisfacción del individuo.
El otorgarle un papel importante en la vida de las personas, ya sea de par en par o a solas, es acertado pues erotismo también supone un principio creador de todas las cosas. Los juegos de seducción previos a la relación sexual le añaden el sabor a la máxima manifestación de vida de los seres humanos, el camino largo y paciente hacia el carnaval multicolor de las pieles y los cuerpos. Hagamos la mojigatería a un lado y aceptemos de una buena vez por todas, ¿quién no se ha encendido con una aparente simple mirada de alguien o siente que la piel se estremece con unas cuantas palabras dulces susurradas al oído?
El erotismo es el refinamiento intelectual y físico de una función tan animal como lo es la preservación de la especie humana. Sin erotismo de por medio, una relación sexual se convierte en un vulgar “revolcón” de dos personas carentes de identidad, cultura o han sido castrados por una doctrina que no entiende libertades (parafraseando a una canción de Los Caifanes).
Más de uno estará de acuerdo en que una relación sexual sin juegos eróticos previos es tan aburrida como un programa del Canal del Congreso, ¿les parece emocionante llegar con alguien, desvestirse –que no, desnudarse-, tirarse a la cama y simplemente entrar y salir, sudar y gritar como animales y ya?...
Nuestra sociedad mexicana es una sociedad que se ríe al menor comentario de “mi novi@ comenzó a besarme suavemente por el cuello” o exquisiteces por el estilo. Gracias a los más de 500 años de dominación ideológica judeocristiana sobre las conciencias mexicanas, el erotismo se ha visto como tabú, y no sólo en México; ahí radica el éxito del cine de ficheras y la constante demanda de cine porno entre la masa: nos gusta lo prohibido, lo gozamos y hasta cierto punto, deseamos romper las reglas de la sociedad una y otra vez.
Como dije, el erotismo es el ingrediente principal de las relaciones humanas y es un refinamiento de la función reproductiva. Para disfrutar nuestro erotismo –y su consecuente sexualidad- es recomendable cultivarse en esos terrenos, leer libros, tratados, disfrutar de los placeres simples de la vida, dejarse llevar por una mirada, saber poner límites (porque todos merecemos espeto a nuestra integridad física y emocional), conocer nuestro cuerpo, lo que nos gusta sentir… hasta donde ya hemos visto, la humanidad no se ha quedado ciega por autoexplorarse (y eso que la santa madre iglesia católica romana nos ha advertido de los peligros del autoerotismo, una más de sus mentiras).
El ser humano puede construir cosas extraordinarias, dibujar espirales y paisajes imaginarios sobre el lienzo en el abdomen de una mujer (u hombre, según sea el caso) es un arte supremo. Hay que saber trazar esos paisajes y los caminos imaginarios hacia el “pedazo de eternidad terrenal”.
A todos aquellos que se aventuren en el dulce terreno del erotismo y busquen dibujar jardines secretos en algún abdomen o pecho, como diría Bob Ross, les deseo “felices trazos”.
1 comentario:
Claro que sí!!!!!!! el erotismo es tan necesario como el comer. Todo lo que nos rodea puede ser erótico en un momento dado, solo hace falta la mente.
un beso, pandora.
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