CHETUMAL, 21 de agosto.- El huracán “Dean” de categoría cinco en la escala Saffir-Simpson y que impactó a la ciudad de Chetumal en la madrugada del 21 de agosto, no dejó una estela de destrucción a su paso. Contrario a lo que se temía, que durante el paso de las ráfagas de viento y lluvia Chetumal quedaría destruida en lo que se refiere a las zonas bajas de la ciudad, estas no presentaron mayores daños en las construcciones.
Durante un temprano recorrido se pudo constatar que los daños en las viviendas y construcciones diversas no fueron de consideración grave. Asimismo, las calles presentaban algunos encharcamientos moderados y no las inundaciones esperadas de hasta más de tres metros (un piso, de una construcción de dos plantas). A lo largo de la avenida Álvaro Obregón se presentaban las calles con ramas de árboles caídos, espectaculares y charcos en algunas esquinas. En el Parque de la Alameda se encontró que los árboles fueron arrancados de su raíz, la mayor parte de ellos cayeron sobre los juegos infantiles, algunas palmeras lograron permanecer en pie, no así los árboles más viejos del parque. Más adelante en lo que se refiere al palacio municipal, no hubo daños considerables a excepción de la caída de la letra “n” en el rótulo del mismo palacio.
Un poco más sobre la avenida Obregón con rumbo a la salida de la ciudad, un anuncio espectacular ubicado a la altura de la gasolinera Handall se dobló totalmente en su estructura. Las viviendas no presentaron mayores daños, no hubo inundaciones considerables, por lo que los vecinos afirmaron que les fue muy bien durante y después del paso de “Dean”. En la glorieta frente al Parque del Maestro había varios árboles caídos.
Dos casa de madera de construcción antigua, ubicadas sobre la calle Francisco I. Madero entre Obregón y Zaragoza, resistieron al paso del huracán, lo mismo que algunas otras en diferentes puntos de la zona baja (desde la colonia Centro hasta Barro Bravo).
En lo que toca a las marinas y el muelle fiscal, una de las marinas presentó dos embarcaciones ancladas, de menor envergadura, aunque el mar se encontraba un poco picado y con alto nivel.
Una de las incógnitas que originó el paso de “Dean” sobre la bahía de Chetumal, fue la resistencia de lo que sería la megaescultura. La estructura permanece en el mismo sitio del que jamás se moverá a excepción de la grúa que nunca fue retirada. Como consecuencia, la grúa se dobló y se quebró, cayendo al costado izquierdo de la estructura. Cabe mencionar que no había persona alguna encargada de supervisar la “obra”, así como la manta promocional rasgada por la fuerza del viento.
Eran cerca de las once de la mañana cuando a lo largo del Boulevard Bahía, decenas de personas se dedicaban a recorrer las inmediaciones con el fin de tomar fotografías para la posteridad, algunos caminando y otros a bordo de sus automóviles. Árboles arrancados de la raíz, ramas gruesas y hojas verdes eran la constante a lo largo del boulevard. El paso resultaba difícil en algunos puntos, así como los encharcamientos e inundaciones se presentaban en diversos sitios, los automóviles realizaban difíciles maniobras. A decir verdad, no había necesidad alguna para estar en esa zona, pero los chetumaleños quisieron salir a ver los posibles daños que el huracán provocaría. Pese a las fuertes ráfagas de viento y el ruido ensordecedor, no ocurrieron daños graves. Postes de electricidad y árboles caídos, muros de contención derribados cual cartón y casas de madera modernas volatilizadas. Un conocido negocio de tacos quedó totalmente destrozado.
La Universidad de Quintana Roo no presentó daños en su infraestructura a excepción de una antena ubicada en el edificio destinado a las redes de informática. En el área deportiva de la misma universidad cayeron muchos árboles. En la avenida Universidad también se presentó el mismo panorama: árboles caídos y ninguna inundación.
Otra de las constantes en las calles y avenidas de la zona baja de la ciudad fueron las actividades de limpieza y tala de árboles por parte de los vecinos de las colonias. Salvo algunas inundaciones menores, la zona baja de Chetumal (en sus colonias Centro, Barrio Bravo, Brisas, Fraccionamiento del Mar, Avancemos Juntos) no padeció el embate del huracán “Dean” como se temía.
Durante un temprano recorrido se pudo constatar que los daños en las viviendas y construcciones diversas no fueron de consideración grave. Asimismo, las calles presentaban algunos encharcamientos moderados y no las inundaciones esperadas de hasta más de tres metros (un piso, de una construcción de dos plantas). A lo largo de la avenida Álvaro Obregón se presentaban las calles con ramas de árboles caídos, espectaculares y charcos en algunas esquinas. En el Parque de la Alameda se encontró que los árboles fueron arrancados de su raíz, la mayor parte de ellos cayeron sobre los juegos infantiles, algunas palmeras lograron permanecer en pie, no así los árboles más viejos del parque. Más adelante en lo que se refiere al palacio municipal, no hubo daños considerables a excepción de la caída de la letra “n” en el rótulo del mismo palacio.
Un poco más sobre la avenida Obregón con rumbo a la salida de la ciudad, un anuncio espectacular ubicado a la altura de la gasolinera Handall se dobló totalmente en su estructura. Las viviendas no presentaron mayores daños, no hubo inundaciones considerables, por lo que los vecinos afirmaron que les fue muy bien durante y después del paso de “Dean”. En la glorieta frente al Parque del Maestro había varios árboles caídos.
Dos casa de madera de construcción antigua, ubicadas sobre la calle Francisco I. Madero entre Obregón y Zaragoza, resistieron al paso del huracán, lo mismo que algunas otras en diferentes puntos de la zona baja (desde la colonia Centro hasta Barro Bravo).
En lo que toca a las marinas y el muelle fiscal, una de las marinas presentó dos embarcaciones ancladas, de menor envergadura, aunque el mar se encontraba un poco picado y con alto nivel.
Una de las incógnitas que originó el paso de “Dean” sobre la bahía de Chetumal, fue la resistencia de lo que sería la megaescultura. La estructura permanece en el mismo sitio del que jamás se moverá a excepción de la grúa que nunca fue retirada. Como consecuencia, la grúa se dobló y se quebró, cayendo al costado izquierdo de la estructura. Cabe mencionar que no había persona alguna encargada de supervisar la “obra”, así como la manta promocional rasgada por la fuerza del viento.
Eran cerca de las once de la mañana cuando a lo largo del Boulevard Bahía, decenas de personas se dedicaban a recorrer las inmediaciones con el fin de tomar fotografías para la posteridad, algunos caminando y otros a bordo de sus automóviles. Árboles arrancados de la raíz, ramas gruesas y hojas verdes eran la constante a lo largo del boulevard. El paso resultaba difícil en algunos puntos, así como los encharcamientos e inundaciones se presentaban en diversos sitios, los automóviles realizaban difíciles maniobras. A decir verdad, no había necesidad alguna para estar en esa zona, pero los chetumaleños quisieron salir a ver los posibles daños que el huracán provocaría. Pese a las fuertes ráfagas de viento y el ruido ensordecedor, no ocurrieron daños graves. Postes de electricidad y árboles caídos, muros de contención derribados cual cartón y casas de madera modernas volatilizadas. Un conocido negocio de tacos quedó totalmente destrozado.
La Universidad de Quintana Roo no presentó daños en su infraestructura a excepción de una antena ubicada en el edificio destinado a las redes de informática. En el área deportiva de la misma universidad cayeron muchos árboles. En la avenida Universidad también se presentó el mismo panorama: árboles caídos y ninguna inundación.
Otra de las constantes en las calles y avenidas de la zona baja de la ciudad fueron las actividades de limpieza y tala de árboles por parte de los vecinos de las colonias. Salvo algunas inundaciones menores, la zona baja de Chetumal (en sus colonias Centro, Barrio Bravo, Brisas, Fraccionamiento del Mar, Avancemos Juntos) no padeció el embate del huracán “Dean” como se temía.
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