lunes, abril 04, 2011

Entrevista con Guadalupe Angeles

[Luego de la presentación del libro “Sobre objetos de madera” en Bacalar, publicado el 28 de mayo en por Esto de Quintana Roo].

BACALAR.- Parece el rincón más alejado del caos citadino. El silencio y la tranquilidad se unen para crear un cuadro pictórico viviente coloreado de azul en la laguna y naranja en el cielo. El Fuerte de San Felipe en Bacalar es el lugar donde sucede la charla con Guadalupe Ángeles, transcurre la tarde y el alma se nutre de palabras e ideas que surgen del goce de la vista al paisaje que ofrece la laguna. 
“Es un verdadero privilegio haber venido desde Guadalajara para estar con ustedes y leer algo, algo que tiene un significado muy importante para mí porque es la segunda edición de un libro publicado hace 10 años. Entonces no sé si es fruto de mi necedad o deveras sigue teniendo vida”, fue como empezó la lectura de su libro “Sobre objetos de madera”. 
            A continuación, la breve charla que tuve con Guadalupe Ángeles posterior a la presentación de su libro. 


J.R.- Me llama la atención la recurrente de la nostalgia y la muerte en tu libro, ¿cómo ha sido la evolución de la perspectiva hacia esas dos ideas? 
G.A.- Yo hablaba un poco de eso al principio, que me parece un libro bastante melancólico, pensar que fue escrito hace 10 años es entender que fue hecho por alguien que se encontraba con nuevas formas de vida, que estaba apostando por la alegría y la apuesta no le salió (ríe). No sé si pueda decir que es amargo, pero vuelvo, creo que hacer el ejercicio de materializar la imaginación aunque sea en páginas, ya que no es tercera dimensión que sea en segunda dimensión. Era una manera de reaccionar ante las circunstancias. La evolución, yo quisiera decirte que ahora pretendo ser una escritora más luminosa, de hecho la novela “Devastación” tiene lugares donde hay mucha luz –a pesar de que también es muy melancólica- quiero reírme más de la vida que seguir pensando que “¡qué triste!”¿no?. Sí, es la evolución que pudiera haber. 


J.R.- ¿Cómo es esa luminosidad? 
G.A- ¿Te cuento el final de la novela o el posible final? (risas). Mira, hablo del mar. Hablo del mar que aquí, el mar que ustedes pueden ver contesta a tu pregunta. Ese mar Caribe te dice con su sola presencia que la existencia es alegría. Yo te aconsejo que te metas (al mar), no te va a arrastrar, aquí en el Caribe no te lleva. Lo que tienes que encontrar en el mar es su caricia. Dicen que tiene que ver tal vez con volver al liquido amniótico, a la madre. Entonces el mar es una madre amorosa y quiero encontrar esa parte de la vida, quiero reírme. En este texto que te comentaba, el contrapunto consiste en que una se desgarra las vestiduras y la otra discretamente se le ríe en la cara porque pues, es que, hay que ser consecuentes con la vida. 

J.R- Hace un rato mencionabas algo sobre la erótica, como principio creador. Tengo la idea de que el erotismo de una mujer al escribir es más intenso que el de un hombre. ¿Cómo siente la mujer ese principio creador? 

G.A.- La respuesta es la imaginación. Lo que pasa es que las mujeres que escriben tienen más imaginación que las mujeres que no escriben, y tú sabes que el elemento detonante de un erotismo sano es la imaginación. Cuando uno está más abierto a todo tipo de circunstancias es más fácil que encuentres la felicidad en el ámbito del erotismo. Que la encuentres, que la des, que la recibas. 

J.R.- ¿Qué piensas acerca de la soledad? 
G.A.- La soledad... esta es una condición inherente al ser humano, con o sin pareja. Yo tengo una amiga que tiene 4 hijos y dice: “¡uno está solo!. Uno toma sus decisiones solo, puede que comas en compañía de 10 gentes y estás solo. Hay qué revisar qué pasa en tus momentos de soledad. Uno como escritor –como me preguntaban hace un momento- atesora, guarda, analiza, o se pone a crear, incluso te creas una personalidad. Aunque uno quiera huir, uno está solo. ¿Qué pienso de la soledad? Que es inevitable. 

A Guadalupe Ángeles le gusta la música, ella piensa que es una “música frustrada” (sic) a la que a veces no se puede dormir si no oye un ratito a Bach, la música es muy importante así como el silencio para el escritor.

J.R.- Por último, el dar rienda suelta a la imaginación ¿sería como dejar salir al niño interior? 
G.A.- Por supuesto que sí. Suena a lugar común pero, si tú juegas estas siendo un niño y si te dejas ser niño puedes escribir.

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