domingo, enero 27, 2008

El disco es cultura… y el soundtrack de nuestra vida.



El disco es cultura”, se lee en la contraportada de cualquier disco original. El disco forma parte de la memoria sonora del mundo, testigos del momento histórico y “soundtrack” de lo que acontece en nuestra vida diaria. Mi primer contacto con la música, naturalmente, se dio a través de los discos que mis padres compraban, discos de vinil de 33 rpm (revoluciones por minuto) y de 45 rpm. Hoy en día esos discos son inconseguibles pero los que tengo son unas joyas.
Existen muchas definiciones para la cultura, una muy buen es la que plantea Wikipedia: “La cultura es el conjunto de todas las formas de vida y expresiones de una sociedad determinada. Como tal incluye costumbres, prácticas, códigos, normas y reglas de la manera de ser, vestirse, religión, rituales, normas de comportamiento y sistemas de creencias. Desde otro punto de vista podríamos decir que la cultura es toda la información y habilidades que posee el ser humano. El concepto de cultura es fundamental para las disciplinas que se encargan del estudio de la sociedad, en especial para la antropología y la sociología.” Por lo tanto, un disco registra las habilidades de un artista, productor, ingenieros de grabación, diseñadores, letristas, fotógrafos y mucha gente detrás de un trabajo fonográfico. No todo es perfección y hay discos que son verdaderamente patéticos: hay discos que son como los chicles, después de varias mascadas, el sabor desaparece, tal y como sucede con los discos de reggaetón y los de “lacrademia”. La piratería a la orden del día ha mermado el consumo de discos de manufactura original, no sólo porque “la masa” prefiere escuchar el sencillo de moda sino por los altos costos que a veces hay que pagar por un disco ya que el artista gana es una ínfima parte, el resto se lo quedan las disqueras.
Muy al margen del tema de los costos de producción y venta al público de un disco, este maravilloso invento del hombre ocupa un lugar en el hogar, comparable con el lugar de un libro. Sin embargo, los tiempos actuales relegaron a los libros y los discos en el rincón del abandono y el descuido –claro, para la gente que sólo consume los éxitos del momento y no buscan más allá de la música- y la cultura poco importa.
En más de una ocasión nos han pedido prestado algún disco. No falta la persona que nos niega tal préstamo con el argumento de que “si lo pierdes, te mato”. Los justifico, un disco forma parte importante en la vida de una persona ya que define su personalidad, tal y como describió una persona cercana a quien esto escribe: “son parte de mi personalidad, posiblemente si yo me muero y revisaran mis discos podrían saber qué tipo de persona era, algunos discos los he comprado en momentos importantes de mi vida, de locura, enamorada, emocionada, triste, etcétera”.
Personalmente, el momento en que abro un disco es especial. El ritual comienza al revisar el disco por ambos lados para después desprender al disco de la envoltura de papel celofán; de ahí sigue un paseo dactilar por el empaque hasta abrirlo y revisar que el disco no esté rayado. Hay discos que tienen un arte muy elaborado y otros que se limitan a un folleto de cuatro páginas o desplegable, sin las letras de las “rolas” y con unas cuantas fotos del artista en turno. Algunos discos se limitan a atascarnos de fotos del artista, las letras de los temas, agradecimientos y equipo de producción; otros como los discos de Radiohead están llenos de mensajes ocultos en el arte minimalista de sus entregas recientes. Radiohead puso a la venta su última producción a través de su página de Internet en donde el comprador decidía cuanto debía pagar por el producto, desde una cantidad considerable –unos 25 dólares, por ejemplo- hasta no pagar absolutamente nada, de esta forma, el comprador decidía qué valor le otorgaban al trabajo final de la banda.
El valor económico de un disco va más allá de unos cuantos pesos y es el valor que cada individuo añade. Ni los mp3 o los ficheros compartidos en línea sustituirán al hecho de adquirir un disco original que se escuchará con calidad. Habrá personas que justificarán el hecho de comprar discos pirata con el argumento de que “se escucha igual” pero eso es un error tremendo, no se necesita tener oídos de ingeniero para distinguir una grabación (sólo recuerden cómo brincan las canciones al ser tocadas por el reproductor de discos compactos), al adquirir un disco pirata se deja sin trabajo a muchas personas, el artista no se hace rico con un disco pero ayuda a conservar la carrera de este. Me da la impresión de que las personas que consumen discos piratas no mastican ni saborean la comida que pretenden comer, tragan cual simples mamíferos. Es cruel pero es la verdad.
Si prestamos un disco es porque confiamos en que nos será devuelto en excelentes condiciones. Nunca falta el osado que llega con la excusa de que “fue a una fiesta y lo dejó en la sala de la casa de la festejada, pero en cuanto la vea, se lo pido”. Pienso yo –y creo que algunos más lo han hecho- “te voy a matar, ese disco es importante para mi, no por lo que me costó sino por el valor sentimental”. Agregaría mi amiga: “siento que a quien se lo preste no valora esa parte de mi que le preste, y sí siento un huequito por ahí, si compro el mismo disco solo por tenerlo ya no es lo mismo.” Otro más agrega: “he tenido que hacer circo maroma y teatro para hacer que me lo devuelvan, hasta me creen paranoico, pero no saben lo que significa para uno.”
La música es arte. El arte es una manera de realizar una actividad, altamente refinada, llena de espíritu y concepto. La música registrada en los discos es como los registros periodísticos y literarios de un momento en la existencia de la humanidad. Hasta los discos de Britney Spears y de reggaetón dicen mucho del momento que vive la humanidad: banalidad, ignorancia, analfabetismo, machismo, estupidez y capitalismo al servicio de las corporaciones.
Y si el arte es una manera de realizar determinadas actividades humanas, esta forma parte de la cultura de la sociedad en que se encuentra. La música y la lectura definen al ser humano en su personalidad –aparte de otras disciplinas-, lo cual le da un sentido de pertenencia y organización. Un iPod, una fonoteca y una biblioteca nos pueden decir mucho de una persona.
Es por eso que hay mucha razón cuando abrimos un disco y en la contraportada leemos: “EL DISCO ES CULTURA”.

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