CHETUMAL.- A qué nivel de entusiasmo
llega la próxima realización del Festival de Cultura el Caribe en la masa
social es relativo pues de principio vivimos tiempos en los que la cultura es
una pérdida de tiempo que “no es prioritario en la agenda” como llegan a decir
algunos personajes de la administración pública; y por otro lado el quehacer
cultural, con todo y las ganas y la buena voluntad de construir, se convirtió
en un escaparate más de una clase social cada vez más ignorante de sus raíces y
cada vez más imbuida en la cultura de lo efímero. De tal suerte que la parte de
la población que busca una alternativa en cuanto a foros de desarrollo humano y
cultural se refiere reciben la noticia con un aire de emoción, con curiosidad
que excita a las más exigentes neuronas y zonas sensibles del espíritu humano y
con otro cierto recelo hacia el programa pues esta región del estado que
llamamos capital recibe poca atención y termina pagando con cancelaciones de
conciertos o conferencias o “cambios en el programa”.
De entrada la magna inauguración de
dicho festival no será en Chetumal sino en Cancún. ¿Es que Chetumal no merece
tal distinción por ser la capital del estado y por donde entró primordialmente
la cultura procedente de los países de la cuenca del Caribe?
El programa para la noche de la
inauguración en el Parque de las Palapas promete un espectáculo lleno de una
tela de emotividad tejido con hilos de talento estatal como la soprano Laura
Chuc (residente en Cancún), los músicos de la Orquesta Sinfónica de Quintana
Roo, así como el Coro del Estado dirigidos por la Maestra Nazira Chejín Baeza,
quienes sin duda harán gala del profesionalismo y experiencia en los
escenarios. Tal cual, una fiesta caribeña enmarcada por la actuación de Eddie
Santiago y Albita en el final de la noche (¿y en Chetumal qué habrá?).
Pero el festival no es únicamente
cantantes bonitos como Reily (que en nada tienen que ver con el desarrollo
cultural del Caribe), las actividades académicas nos ofrecen un panorama
social, político y cultural de los pueblos que conforman a la cuenca. Su
desarrollo cultural ha tenido influencia en la región en que habitamos de
manera importante, influencia que se nota en cada una de nuestras actividades
diarias así como en los hábitos y costumbres. Intelectuales procedentes Belice,
Puerto Rico, República Dominicana, Costa Rica, Panamá, Aruba, Colombia,
Venezuela, Cuba y México, con académicos de la talla de Héctor Aguilar Camín,
Armando Lampe, Gerald Islebe, Carlos Macías Richard, Ignacio March, Raúl
Arístides Pérez Aguilar, Benito Taibo, Francisco López Sacha, Hernán Lara
Zavala, Emilio Pantoja, Michaelle Ascencio y Francisco López Álvarez, entre
otros, disertarán sobre temas que son comunes a la sociedad y a la cultura del
Caribe. El Caribe: El turismo y la globalización; Las religiones del Caribe; La
literatura en el Caribe hispánico; El Caribe y el cambio climático serán los
temas abordados durante la jornada. No podemos dejar pasar desapercibidas estas
actividades ya que en esencia son el alma de este festival. Entre las
conferencias que se impartirán destacan: La esclavitud en el Caribe; y El
Caribe mexicano y los viajeros del siglo XIX: Cambio, continuidad y vida
cotidiana.
El programa promete grandes momentos con
foros abiertos al conocimiento esperando a trascender entre los que reciban el
mensaje de ultramar. Conocimiento y entretenimiento, arte, movimiento, color y
ritmo, calor, energía en movimiento como los tiempos actuales en los que
nuestra sociedad caribeña encuentra su lugar en el mundo.
Y se convertiría en una gran fiesta del
pueblo caribeño si todos fueran partícipes, no solo durante los espectáculos
masivos sino también a través de la difusión del conocimiento y las ideas, y
para esto la educación juega un papel fundamental en el desarrollo cultural del
pueblo. Tenemos una juventud ignorante, apática, alimentada por la misma apatía
hacia el conocimiento y el desarrollo humano practicado por los padres que han
perdido el valor moral en pos de una vida material. Aunado a esto el sistema
educativo sucumbe cada vez más a los designios de un sindicato que a los
programas educativos y necesidades escolares, a la superstición y al
anacronismo.
Porque aunque usted no lo crea, amable
lector, se puede encontrar una luz entre los rincones más oscuros de una
colonia de la periferia de Chetumal.
Educación para el pueblo es la
respuesta. Sólo entonces con un pueblo educado correctamente celebraremos en
conjunto y alegría colectiva la fiesta de los pueblos del Caribe.
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