CHETUMAL.- Pese a las continuas
modificaciones que sufre la ciudad en su imagen urbana y aspecto físico, hay
sitios y construcciones que permanecen en pie como mudos testigos de la
historia de Chetumal. Las casas de madera, el obelisco de la explanada de la
bandera y edificios públicos fueron el escenario de hechos que han marcado al
pueblo de esta latitud.
El cementerio municipal, además de
guardar los restos de otras vidas, da cuenta de dos sucesos de importancia en
la memoria colectiva del pueblo chetumaleño. Se trata de dos huracanes, Janet
(1955) y Hattie (1961), fenómenos que debido a la fuerza de sus vientos y a los
daños producidos, fueron un parte aguas en la metamorfosis que sufrieran las
ciudades de Chetumal y Belice.
Después de todo ambas ciudades están
unidas por algo más que una bahía y el “rice & beans”.
El
27 de octubre de 1967 el huracán Hattie azotó a la ciudad de Belice con vientos
de hasta 260 km/h, ubicándose en la categoría 5 y cobró la vida de 319
personas.
El
huracán se formó en el interior del Mar Caribe trasladándose en dirección norte
hacia la isla de Cuba. Desafortunadamente para Belice el huracán se desvió
hacia el oeste con trayectoria directa a la Ciudad de Belice.
El
ojo del huracán pasó entre la ciudad de Belice y Dangriga provocando alrededor
de 307 muertos, únicamente en la ciudad de Belice. Un avión con ayuda
humanitaria fue enviado desde Chetumal; la tripulación pereció durante el paso
del fenómeno meteorológico. En el panteón municipal se encuentra el motor de la
aeronave a modo de monumento, recordando a los fallecidos en aquel huracán en
cumplimiento de su deber.
Luego
del paso del “Hattie, las autoridades decidieron trasladar la capital a un
lugar más seguro, de la ciudad de Belice a Belmopan. La fisonomía de la ciudad
de Belice, como sucedió con Chetumal después de “Janet” (1955), también fue
modificada pues las casas de madera quedaron totalmente destruidas.
En
la placa al pie del monumento dedicado a la memoria de la tripulación que
pereció durante el paso del huracán, se lee:
“Murieron
en el cumplimiento del deber el (31)
de octubre de 1961 al acudir en auxilio del pueblo hermano de Belize, C.A. al
quedar devastado por el huracán Hattie.”
Seguido
se enlista a la tripulación entre los que se encontraba un presbítero, dos
médicos, un profesor de educación física y tres militares. Una hélice con su
motor es el monumento erigido para honrar la memoria de quienes acudieron en
auxilio de un pueblo no tan ajeno a nuestra identidad y sentir.
Fotografías
de Adele Ramos (http://adele-music-information.blogspot.com/2010/11/village-view-post-nostalgia-hurricane.html)
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