CHETUMAL.- El fenómeno
musical en la cultura de los pueblos del mundo no sólo refleja el estado de
ánimo de una sociedad; también describe el contexto histórico y social así como
las costumbres y prácticas musicales empleadas. La vida diaria y las costumbres
de los pueblos son los elementos principales que definen a la cultura; en el
caso de la música, particularmente, ésta permanece en constante movimiento y
metamorfosis, adaptándose a la asimilación de la sociedad que la recibe. Mucha
de la música creada a través de los años ha sido modificada dependiendo del
lugar geográfico al que llega, producto de conquistas territoriales, intercambio
comercial o simples viajes culturales.
Un ejemplo de la
plasticidad y movimiento de la música –en este caso nos referiremos a melodías
que trascienden en el gusto popular- podemos hallarlo en la tonada popular “Greensleeves”. “Greensleeves” es una canción y melodía tradicional del folclor
inglés que sigue básicamente a una forma musical llamada “romanesca”. Data de
la época del rey Enrique VIII (1491-1547) a quien se atribuye tal composición
dedicada para su amante y futura reina consorte Ana Bolena. Hasta la fecha es
una de las melodías populares más empleadas en la música popular, hecho que se
refleja en el “Códice Saldívar IV” cuya colección de piezas para guitarra
barroca contiene una melodía similar a “Greensleeves” en cuanto a melodía y
estructura.
Quintana Roo se
encuentra en un posición estratégica dentro de la cuenca del Caribe donde la
actividad comercial en el sur del estado fue intensa durante la primera mitad
del siglo XX y hasta mediados de la década de 1990. Dichas relaciones
favorecieron el intercambio cultural entre los pueblos caribeños y Chetumal,
vecino de la entonces Honduras británica, no estuvo exento de la influencia
musical caribeña. La huella de dicha influencia musical se encuentra en la
música tradicional de la danza folclórica de Quintana Roo en piezas como la “Danza
de los Chicleros”, el “Pasacalles” y “Sambay”, pero particularmente, en la
música de la “Danza de los Chicleros”.
La melodía principal de
esta danza proviene de un viejo calypso de Trinidad, “Brown Skin Girl” escrito
hacia 1946 por Norman Span, conocido artísticamente como “King Radio”. El
fragmento adaptado a la música de la Danza de los Chicleros se trata del coro
de “Brown Skin Girl” que dice:
Brown skin girl stay home and mind baby, Brown skin
girl stay home and mind baby; I'm goin' away, in a sailing boat, And if I don't
come back, Stay home and mind baby.
“Brown skin girl” ha
sido grabada por infinidad de artistas caribeños y norteamericanos. Es famosa
la versión de Harry Belafonte y los discos de vinyl de 74 rpm son cotizados
entre los coleccionistas de viejos discos de mento y calypso. Al ser adoptada
por la gente del sur de Quintana Roo, “Brown skin girl” adquiere cierta
naturalización al ser interpretada por músicos locales, conservando la
estructura en la melodía. El actual arreglo musical interpretado por la Banda
del Gobierno del Estado de Quintana Roo incluye percusiones, otorgándole el
aire caribeño que trajo consigo el cantar de la mujer de piel morena, la misma
por la que los chicleros se enfrentan en una batalla con machete en mano para
ganarse el amor de la cocinera.
Otra pieza musical que
ha dejado huella en la música del sur de Quintana Roo se trata de un tema
clásico del grupo Exile One (Martinica), “Aki Yaka”, popularizado por Benny y
su Grupo hacia finales de la década de los 70 y del que existen dos versiones grabadas,
además de la versión de “Exile one”. La estructura melódica, armónica y rítmica
de “Aki Yaka” se ha convertido en un estándar musical para los grupos
prevalecientes.
La herencia musical del Caribe en la música
tradicional del sur de Quintana Roo es indudable e innegable y necesita ser
rescatada de entre tantos híbridos musicales que obedecen a fines comerciales y
en nada aportan al desarrollo de la identidad cultural de este lado del país.
i dont want to mind a baby
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