martes, mayo 31, 2011

“Aprendí a escribir a los 7 años”


CHETUMAL.- Nacida un 25 de enero en Chetumal, Quintana Roo, Elvira Aguilar es una escritora cuyos personajes femeninos y las experiencias de vida permanecen en constante movimiento dentro de su mente creativa. Recientemente presentó su último libro, “Cierro los ojos y te miro”, en la biblioteca pública central “Javier Rojo Gómez”, en cuyo acto la escritora Norma Quintana afirmó que “las historias de Elvira transcurren en un Chetumal donde la magia está tan a la vista que no se percibe como tal, donde lo extraño o fuera de lo común es pan de cada día y parte indisoluble del mundo doméstico”.

Elvira Aguilar compartió los recuerdos de su niñez en Chetumal y el primer contacto con el mundo de las letras. “Me toco ser de una generación que no era audiovisual, no teníamos televisión, teníamos la radio. La radio te despertaba la imaginación, pero además crecí en una familia en donde a mi papá y a mi mamá les gustaba mucho leer”, recuerda Elvira Aguilar. “Entonces llegaban dos periódicos al día y desde que era muy niña había tenido suscripciones a revistas. Recibía Periquita, La pequeña Lulú yArchie; mi papá las encargaba en el kiosco López, las iba a buscar cada semana y leíamos después de la comida y recuerdo que leíamos mucho a García Lorca. Muchas veces lo bailábamos, lo actuábamos o lo cantábamos. Era parte del juego. Entonces creo que todo ese ambiente hizo que me diera por escribir. Mi padre también escribía, el ambiente familiar me dio esos elementos”.
Una canción fue su primera composición literaria: “Recuerdo que tenía 7 años --aprendí a escribir a los 7 años-- y un hermano mío hizo un poema a mi mamá que le iba a declamar y yo sentí celos y dije ‘pues yo ya sé escribir’ y me encerré y escribí una canción y se la canté a mi mamá. No le causó ningún impacto porque mi mamá estaba ocupada toda la vida y recuerdo que no me hizo caso. Pero el impacto lo causó en mí, porque la canción era una historia. A mí me gustó escribir una historia porque yo las podía contar. Me gustó mucho y empecé a practicar.”

Los recuerdos de infancia y juventud

“Tengo recuerdos bonitos, la ciudad era diferente. Tengo un libro que se llama Donde nunca pasa nada. Cuando era niña escuchaba mucha gente de fuera que decía que nunca sucedía nada, que era una ciudad horrible, que caminabas y te encontrabas con selva y con mar y que no había nada que hacer, sólo mosquitos. Y cuando fui mayor escribí ese libro como respuesta a la gente, porque de niña me di cuenta que sucedían muchas cosas. Siendo una niña de 10 años me conmovió mucho el asesinato de una mujer muy cercana a la familia, en manos del marido. Parte de esto yo lo hice un cuento porque cuando era niña yo quería mucho a esta mujer, era amiga de nosotros, era muy joven y yo era muy amiga de su hija; recuerdo que el día que a ella la sepultaron dije ‘un día, cuando sea grande, voy a escribir tu historia para que nadie la olvide’”, rememora la también autora de Mujeres de sal.
Elvira Aguilar siempre fue una mujer libre, desde su niñez y en su juventud, y recuerda Chetumal como una ciudad segura, tranquila a la cual le profesa un profundo amor. Se describe como una mujer que se involucra más en la vida cultural que en la vida social; hogareña pero que disfruta su ciudad.
Los elementos de los que se rodea para crear historias provienen de la vida real, lo cotidiano. “Cualquier cosa para mi es motivo de una historia. Hace poco platicaba con Sandra Marsh, es una señora a la que respeto y aprecio mucho. Ella me hablaba de un muchacho que murió, un vecino de ella y su hermano. Me dijo: ‘fulanito murió el 27 de mayo y al otro día su hermana murió de tristeza’; ¡ya está!, la entrada de un cuento. Esa frase me da para desarrollar todo un argumento y ya me estoy imaginando, incluso, el amor especial que tenían entre hermanos que a lo mejor iba más allá de lo que la sociedad permite, entonces, por eso ella se muere después. Entonces yo ya tengo algunos apuntes y cuando ya tenga oportunidad me voy a sentar y voy a escribir un cuento. Tengo que pensar en cómo quiero que sean, cómo quiero que vivan, cual quiero que sea la psicología de cada uno y cual la historia detrás que los lleva a uno morir y a ver de qué, pero a la otra, morir al otro día de tristeza, o sea, tuvo que haber sido un vínculo muy fuerte. Entonces, ya tengo ahí un cuento.”

Influencias de otras disciplinas artísticas

A Elvira Aguilar le gusta la pintura y la escultura, en las cuales encuentra temas para desarrollar de manera literaria. “Descubrí hace algunos años a una escultora que se llamaba Camille Claudel, una escultora parisina que terminó su vida en un manicomio, muy apasionada, fue pareja de Augusto Rodin. Entonces, fui a París con la idea de encontrar a muchos de estos hombres que yo había leído o había visto, pero una idea que llevaba  era ver la obra de Camille Claudel porque, como mujer y en la época en la que ella vivió, no era fácil ser artista. ¡No era fácil ser nada, ni ser artista ni ser mujer ni ser amante! Pensar en ella, pensar en lo que esculpió, me puede dar imágenes que puedo escribir. También me encanta el cine pero creo que me gusta más la pintura.”
La escritora intentó tomar clases de pintura alguna vez y ha realizado algunos trabajos, de los cuales, dice, sus colores favoritos son  el amarillo, el naranja y el rojo. “Son colores llenos de vida, encendidos. Desde el kínder me gustaba mucho dibujar en amarillo. Todo lo dibujaba en amarillo. Por ejemplo, las maestras me decían que el cielo no es amarillo, es azul. Les decía ‘pues es que el amarillo es más bonito, es más vivo y tiene más fuerza. Entonces, yo no cabía en el esquema tan cuadrado que me presentaban.”

La esencia femenina de Elvira Aguilar en su obra

“Soy una mujer muy fuerte, con mucha entereza y carácter. Soy una mujer muy solidaria con las mujeres y con los hombres. Y por otra parte, también, en ocasiones y en circunstancias soy una mujer muy débil, como todo mundo, que cualquier cosa te puede romper, que estas de pronto en días en los que estas muy enojada. No soy una mujer ama de casa. Es muy difícil pensar en eso y no porque sea snob sino por la generación que me tocó. Me tocó una generación en la que nuestras madres todavía fueron amas de casa, aunque mi madre fue una ama de casa que dejó a su marido, se fue, puso un negocio, trabajó, después de algunos años volvió con su marido, lo vio morir y lo ayudó a morir, pero yo tengo esa idea de la mujer fuerte, la mujer trabajadora. No dependo de nadie y no soy sometida a nadie. No me gusta la cursilería, mis personajes no son cursis, no me gusta el cuento cursi ni los personajes fáciles; me gustan los personajes con vidas trágicas, violentas o con vidas muy divertidas porque creo que mi vida ha sido muy tranquila pero tiene aspectos muy divertidos.”

Libro con personajes masculinos

Por el momento Elvira Aguilar está trabajando en un libro en el cual sus personajes son masculinos, labor que le divierte mucho, aunque dice no conoce mucho la psicología del hombre. “Eso me divierte mucho, no conozco la psicología del hombre, entonces es más lo que veo y lo que analizo e investigo. Obviamente conozco más a las mujeres porque soy mujer y puedo entender más, pero estoy escribiendo donde los hombres son protagonistas. Y a la vez quiero escribir una historia novelada sobre la educación socialista en el estado, porque hice una tesis de maestría e investigué sobre la educación socialista en el sur de Quintana Roo y me di cuenta de que fue una época muy productiva, de mucha pasión, de historias de pronto trágicas; los profesores eran personajes importantes que le daban vida a la sociedad, que la hicieron avanzar. Quiero escribir una novela con eso, es un proyecto que ya tengo iniciado pero trabajo lentamente.”

“Pienso en algo que quiero escribir y lo apunto…”

Su método de trabajo es sencillo: “Pienso en algo que quiero escribir y lo apunto cuando voy a escribir cuento. Si quiero escribir sobre algún tema, por ejemplo, si quiero escribir un cuento que sucede en un ingenio azucarero, consigo información que no tengo y entonces preparo la información que le pueda dar la vida a la historia, contextualizarla, los detalles que yo no puedo saber. Y para escribir prefiero las mañanas. Cuando yo me siento a escribir tengo que limpiar mi mesa de trabajo y limpiar mi computadora, porque si hay polvo y mis dedos sienten el polvo, ya no puedo escribir”, expresa Elvira Aguilar.
A nuestra entrevistada le gustaría mucho escribir para cine y terminar un libro de cuentos que está preparando:
“No puedo evitar que estén pasando historias por mi mente, por mi cabeza, por mis ojos, todo el tiempo. Si veo a alguien pasar le puedo imaginar una historia. Alguna vez hice un guión de cine y me gustaría tomar cursos para actualizarme y me gustaría un poco tener la obligación. Me gustaría mucho escribir un guión de cine”, concluye.

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