No me volví Hare Krishna porque me convencí de que recitar mantras no cambiaría el curso de los hechos en mi vida. De modo que conmigo tampoco funcionan los libros de superación personal. Lo que me late, eso sí, es observar y encontrar detalles que van más allá de lo que miran los ojos; contemplar los colores del sol y tener la plena certeza de que nadie es dueño de mi vida más que yo.
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