“Cuando me muera y me tengan que enterrar, quiero que sea con una de tus fotografías para que no me de miedo estar abajo, para que no se me olvide cómo es tu cara, para imaginar que estoy contigo y sentirme un poquito vivo”. Primer verso de la primera canción (Mátenme porque me muero, 1988) del primer disco de Caifanes.
Hay quienes no recuerdan lo que sucedió en 1988, ni siquiera los que pertenecen a mi generación. Hace 20 años, en Inglaterra, aparecía el primer disco de The Stone Roses, sembrando la semilla de lo que más tarde florecería como Britpop, mientras que Margaret Tatcher se convertiría en la Primer Ministro más longeva en su puesto. En el resto del mundo se realizaban los juegos olímpicos de Seúl, Greenpeace alertaba al mundo sobre el daño en la Antártida y, en México, Carlos Salinas de Gortari se robaba la elección para la presidencia de la república y que sumergiría al país entero en un sueño de opio. Desde España nos llegaba el Descanso dominical de Mecano, los Hombres G escandalizaban a la sociedad mexicana con el Sufre Mamón y cientos de adolescentes calenturientos encontramos un soundtrack durante las tardes de verano cuando espiábamos, a través de una persiana, a la vecina bonita de la casa de enfrente. Bleach sería el primer disco que una banda desconocida de Aberdeen, Washington, grabaría para el sello Sub Pop; más tarde, esa misma banda modificaría el panorama musical de América.
Después de los terremotos de 1985, las viejas estructuras de México cayeron para dar paso a un panorama que pocos conocían y muchos se negaban a admitir. En este no había cabida para el rock hecho en México, a menos que fuera de manera clandestina. Pero a mi generación sólo le importaba una cosa: vivir y pasarla poca madre. Al menos esa era la idea de vida para los adolescentes de Chetumal, tan alejados del centro del país y su capital, nosotros ajenos a lo que se movía en sus arterias y rincones metropolitanos. Según cuenta la leyenda, todo comenzó con un concierto de Miguel Mateos en el entonces Hotel de México (ahora World Trade Center), donde la banda “telonera” se había robado la tarde gracias al entusiasmo de sus más fieles seguidores desde los días en que se hacían llamar Las insólitas imágenes de Aurora. Esa banda cambió de integrantes y de nombre, y en 1987 comenzó a llamarse Caifanes.
“Aquí vendemos discos, no ataúdes”
Caifanes, surgió de entre lo que fue el desastre del terremoto de 1985 en la Ciudad de México tras el deceso de Rodrigo González, y junto a grupos como Neón, Maldita Vecindad, entre otros. La historia previa a Caifanes es, por todos, conocida; sin embargo aquel primer disco parece perdido en el tiempo y sólo recordado por los que se dejaron seducir por el sonido oscuro y desesperado, al puro estilo europeo de la época y que aún no mostraba signos de lo que más tarde se conocería como “el sonido caifanesco” (sería hasta la entrada de Alejandro Marcovich a la banda, que el sonido mutaría).
Caifanes originalmente fue conformado en enero de 1987 por: Saúl Hernández (voz y guitarra), Sabo Romo (bajo), Diego Herrera (teclados y saxofón), Juan Carlos Novelo (bateria) y Salvador Ojeda (guitarra). Su primera presentación fue el 11 de abril de 1987 en el legendario Rockotitlán. La expectación creada en el underground rockero mexicano fue tanta que mucha gente se quedó fuera del recinto.
Después de su presentación aquel 11 de abril, Juan Carlos Novelo decide abandonar la agrupación, y en su lugar entró como soporte para la segunda presentación en Rockotitlan, Jorge "El Gato" Arce, (baterista de Ritmo Peligroso), pero por incompatibilidad con los tiempos de ambas agrupaciones, Arce vuelve a abandonar a los recién formados Caifanes. Alfonso André (batería y percusiones) se uniría a la banda a partir de su tercera presentación en vivo, Santiago Ojeda se integra a Botellita de Jerez reduciendo al grupo en un cuarteto integrado por Sabo Romo, Saúl Hernández, Alfonso André y Diego Herrera.
La explosión de grupos originarios de España y Argentina, y la etiqueta de "Rock en tu idioma", hicieron que las casas disqueras comenzaran a dar apoyo a las agrupaciones que llevaban tiempo pululando en los bares y "hoyos funky" de México. Rock en tu idioma, fue lo que marcó el renacimiento de un movimiento que se encontraba sepultado gracias a las disposiciones de un gobierno autoritario que reprimía a la juventud y a las generaciones posteriores a la Matanza de Tlatelolco; los artistas que sobrevivieron a Avándaro, poco a poco perdían frescura, y la escena rockera mexicana poco a poco se dirigía al estancamiento.
En 1987, Caifanes comenzó a crearse una base de admiradores, un plus que comenzaron a forjar y que fue adicional al culto que habían provocado Las Insólitas Imágenes de Aurora. El trayecto no fue fácil, la banda había juntado un presupuesto, y tenían en mente grabar un disco bajo el cobijo de algún productor español; pero lamentablemente, el dinero comenzó a escasear y solo alcanzó para grabar un demo de cuatro canciones. Las canciones elegidas habían sido: Mátenme porque me muero, Nada, Será Por Eso, y Amanece.
El primero de estos temas fue enviado a la extinta estación, Espacio 59, en donde se programaban los demos de las agrupaciones que querían darse a conocer; y en donde comenzaron a ganarse el gusto del público "radioescucha".
La primera parada en una casa disquera fue en la desparecida CBS México, y en donde el director general de aquella casa disquera (de nacionalidad brasileña hasta donde se cuenta); al ver su aspecto "Gothic", similar al de The Cure, no tuvo otra descripción de ellos y sus palabras solo alcanzaron para decirles: "Parecen putos".
El gerente de la sucursal mexicana de CBS escuchó con atención aquella cinta que la agrupación llevó, el trabajo fue de su agrado, pero por su aspecto les negó algún contrato en firme, argumentando lo siguiente:
"En CBS, nuestro negocio es vender discos, no ataúdes".
Se dice que Saúl aún cuenta aquello como anécdota y no lo olvida.
Por un momento, el grupo, frustrado de tanta búsqueda, recibieron el soporte temporal de CBS, pero después recibirían su "carta de retiro". La verdadera oportunidad llegó cuando Ariola convocó a las dos bandas que estaban provocando "eco" en la escena "underground" de la época en la Ciudad de México, a abrir el concierto de Miguel Mateos en el desaparecido Hotel de México el 31 de Octubre de 1987. Caifanes y Neón eran esas bandas. En ese lugar se encontraba Oscar López, productor de Miguel Mateos, quién a su vez, estaba midiendo el poder de convocatoria de ambas agrupaciones, y en donde Caifanes salió triunfante sobre Neón y Miguel Mateos, no vaciló en darles su apoyo incondicional. El resultado, la grabación de un primer LP bajo la dirección y realización del productor Oscar López, también productor del argentino.
Caifanes accedió a firmar con RCA Ariola, a cambio de que también Maldita Vecindad firmara y así ocurrió. Para noviembre de 1988 Maldita Vecindad se encontraba grabando en los Estudios PolyGram lo que sería su primer material.
Hay quienes no recuerdan lo que sucedió en 1988, ni siquiera los que pertenecen a mi generación. Hace 20 años, en Inglaterra, aparecía el primer disco de The Stone Roses, sembrando la semilla de lo que más tarde florecería como Britpop, mientras que Margaret Tatcher se convertiría en la Primer Ministro más longeva en su puesto. En el resto del mundo se realizaban los juegos olímpicos de Seúl, Greenpeace alertaba al mundo sobre el daño en la Antártida y, en México, Carlos Salinas de Gortari se robaba la elección para la presidencia de la república y que sumergiría al país entero en un sueño de opio. Desde España nos llegaba el Descanso dominical de Mecano, los Hombres G escandalizaban a la sociedad mexicana con el Sufre Mamón y cientos de adolescentes calenturientos encontramos un soundtrack durante las tardes de verano cuando espiábamos, a través de una persiana, a la vecina bonita de la casa de enfrente. Bleach sería el primer disco que una banda desconocida de Aberdeen, Washington, grabaría para el sello Sub Pop; más tarde, esa misma banda modificaría el panorama musical de América.
Después de los terremotos de 1985, las viejas estructuras de México cayeron para dar paso a un panorama que pocos conocían y muchos se negaban a admitir. En este no había cabida para el rock hecho en México, a menos que fuera de manera clandestina. Pero a mi generación sólo le importaba una cosa: vivir y pasarla poca madre. Al menos esa era la idea de vida para los adolescentes de Chetumal, tan alejados del centro del país y su capital, nosotros ajenos a lo que se movía en sus arterias y rincones metropolitanos. Según cuenta la leyenda, todo comenzó con un concierto de Miguel Mateos en el entonces Hotel de México (ahora World Trade Center), donde la banda “telonera” se había robado la tarde gracias al entusiasmo de sus más fieles seguidores desde los días en que se hacían llamar Las insólitas imágenes de Aurora. Esa banda cambió de integrantes y de nombre, y en 1987 comenzó a llamarse Caifanes.
“Aquí vendemos discos, no ataúdes”
Caifanes, surgió de entre lo que fue el desastre del terremoto de 1985 en la Ciudad de México tras el deceso de Rodrigo González, y junto a grupos como Neón, Maldita Vecindad, entre otros. La historia previa a Caifanes es, por todos, conocida; sin embargo aquel primer disco parece perdido en el tiempo y sólo recordado por los que se dejaron seducir por el sonido oscuro y desesperado, al puro estilo europeo de la época y que aún no mostraba signos de lo que más tarde se conocería como “el sonido caifanesco” (sería hasta la entrada de Alejandro Marcovich a la banda, que el sonido mutaría).
Caifanes originalmente fue conformado en enero de 1987 por: Saúl Hernández (voz y guitarra), Sabo Romo (bajo), Diego Herrera (teclados y saxofón), Juan Carlos Novelo (bateria) y Salvador Ojeda (guitarra). Su primera presentación fue el 11 de abril de 1987 en el legendario Rockotitlán. La expectación creada en el underground rockero mexicano fue tanta que mucha gente se quedó fuera del recinto.
Después de su presentación aquel 11 de abril, Juan Carlos Novelo decide abandonar la agrupación, y en su lugar entró como soporte para la segunda presentación en Rockotitlan, Jorge "El Gato" Arce, (baterista de Ritmo Peligroso), pero por incompatibilidad con los tiempos de ambas agrupaciones, Arce vuelve a abandonar a los recién formados Caifanes. Alfonso André (batería y percusiones) se uniría a la banda a partir de su tercera presentación en vivo, Santiago Ojeda se integra a Botellita de Jerez reduciendo al grupo en un cuarteto integrado por Sabo Romo, Saúl Hernández, Alfonso André y Diego Herrera.
La explosión de grupos originarios de España y Argentina, y la etiqueta de "Rock en tu idioma", hicieron que las casas disqueras comenzaran a dar apoyo a las agrupaciones que llevaban tiempo pululando en los bares y "hoyos funky" de México. Rock en tu idioma, fue lo que marcó el renacimiento de un movimiento que se encontraba sepultado gracias a las disposiciones de un gobierno autoritario que reprimía a la juventud y a las generaciones posteriores a la Matanza de Tlatelolco; los artistas que sobrevivieron a Avándaro, poco a poco perdían frescura, y la escena rockera mexicana poco a poco se dirigía al estancamiento.
En 1987, Caifanes comenzó a crearse una base de admiradores, un plus que comenzaron a forjar y que fue adicional al culto que habían provocado Las Insólitas Imágenes de Aurora. El trayecto no fue fácil, la banda había juntado un presupuesto, y tenían en mente grabar un disco bajo el cobijo de algún productor español; pero lamentablemente, el dinero comenzó a escasear y solo alcanzó para grabar un demo de cuatro canciones. Las canciones elegidas habían sido: Mátenme porque me muero, Nada, Será Por Eso, y Amanece.
El primero de estos temas fue enviado a la extinta estación, Espacio 59, en donde se programaban los demos de las agrupaciones que querían darse a conocer; y en donde comenzaron a ganarse el gusto del público "radioescucha".
La primera parada en una casa disquera fue en la desparecida CBS México, y en donde el director general de aquella casa disquera (de nacionalidad brasileña hasta donde se cuenta); al ver su aspecto "Gothic", similar al de The Cure, no tuvo otra descripción de ellos y sus palabras solo alcanzaron para decirles: "Parecen putos".
El gerente de la sucursal mexicana de CBS escuchó con atención aquella cinta que la agrupación llevó, el trabajo fue de su agrado, pero por su aspecto les negó algún contrato en firme, argumentando lo siguiente:
"En CBS, nuestro negocio es vender discos, no ataúdes".
Se dice que Saúl aún cuenta aquello como anécdota y no lo olvida.
Por un momento, el grupo, frustrado de tanta búsqueda, recibieron el soporte temporal de CBS, pero después recibirían su "carta de retiro". La verdadera oportunidad llegó cuando Ariola convocó a las dos bandas que estaban provocando "eco" en la escena "underground" de la época en la Ciudad de México, a abrir el concierto de Miguel Mateos en el desaparecido Hotel de México el 31 de Octubre de 1987. Caifanes y Neón eran esas bandas. En ese lugar se encontraba Oscar López, productor de Miguel Mateos, quién a su vez, estaba midiendo el poder de convocatoria de ambas agrupaciones, y en donde Caifanes salió triunfante sobre Neón y Miguel Mateos, no vaciló en darles su apoyo incondicional. El resultado, la grabación de un primer LP bajo la dirección y realización del productor Oscar López, también productor del argentino.
Caifanes accedió a firmar con RCA Ariola, a cambio de que también Maldita Vecindad firmara y así ocurrió. Para noviembre de 1988 Maldita Vecindad se encontraba grabando en los Estudios PolyGram lo que sería su primer material.
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