martes, diciembre 12, 2006

Acaba la época de los dictadores de derecha


Por Jaime Rodríguez


CHETUMAL, 11 de diciembre.- El ex dictador chileno, Augusto Pinochet, murió el pasado domingo 10 de diciembre debido a una grave descompensación. Estaba hospitalizado a raíz de un infarto al miocardio y un edema pulmonar, del cual se recuperaba según los últimos partes médicos. Al conocer la noticia de su deceso, el pueblo de Chile salió a las calles a celebrar la muerte de aquel que durante 17 años cometió crímenes contra la humanidad, pero por otro lado, sus partidarios lloran su muerte. Se discutió acerca del tipo de ceremonia con la cual debía ser velado y sepultado, actualmente se le vela en la sede de la Escuela Militar. Dejó crímenes impunes. El escritor uruguayo Mario Benedetti afirmaría: “la muerte venció a la justicia”.
No se puede pasar por alto un suceso de esta magnitud ya que Pinochet significó uno de los episodios más oscuros de Chile y de todo el Cono Sur de América Latina. Después del golpe militar del 11 de septiembre para derrocar al presidente socialista Salvador Allende y durante el cual perdió la vida, alrededor de 3 mil 196 muertos políticos y 185 desapariciones forzadas se llevaron a cabo en los 17 años (1973-1990) de dictadura de este personaje. Para conocer la importancia del impacto que tiene la muerte de Augusto Pinochet en Chile y el resto de América Latina, Por Esto de Quintana Roo conversó con el Maestro en Relaciones Internacionales, Juan Carlos Arriaga, catedrático de la Universidad de Quintana Roo y quien tiene amplios conocimientos sobre las dictaduras en la década de los 70 en Sudamérica.



P.E.- Augusto Pinochet murió dejando crímenes impunes y en Chile hubo reacciones encontradas, la gente en nuestro Estado y el resto del país se pregunta qué importancia tiene este suceso.
Juan Carlos Arriaga.- “Primero hay que entender que Pinochet es de los últimos militares golpistas que se convirtieron en jefes de estado que seguían vivos. Quedan vivos dos, hace un mes murió otro de los más sanguinarios dictadores militares de Sudamérica que fue Alfredo Stroessner de Paraguay. Los dos que quedan vivos son Videla, los que estuvieron en la Junta Militar Argentina y otro más. Pinochet representaba el estereotipo, y es uno de los golpistas militares que concentró la mayor cantidad de poder en esos países. Hay que pensar que Pinochet, después de haber sido detenido en Inglaterra en 1998, había librado los juicios políticos sobre genocidio, cosa que no pudieron librar los otros ex presidentes que estaba sujetos a investigación en sus países o de plano no podían regresar a su país de origen, como fue el caso de Stroessner. Entonces (Pinochet) es un símbolo de la derecha ultracoservadora y del poder de los militares en Sudamérica. Ahora, su muerte al parecer ya es el reforzamiento de la transición política en Sudamérica porque ya está claro que no va a ser tan fácil que los militares regresen al poder mediante golpes de estado.

P.E.- ¿Qué influyó para que Augusto Pinochet se librara de los juicios contra él?
Arriaga
.- Sucede esto. En Chile, la derecha, en términos políticos, sigue siendo muy fuerte. Hay un grupo conservador, la Democracia Cristiana y los dos partidos que manejaban Pinochet tenían una buena parte del control del congreso. Los socialistas en términos precisos no tienen ese control del congreso como partido político, han necesitado armar coaliciones para vencer a los partidos pinochetistas: a la Democracia Cristiana y al partido Renovación Nacional. Hay otro partido más de la derecha que, ellos por sí solos pueden bloquear cualquier posición del congreso para modificar alguna ley que absuelva o que hubiera llevado a juicio a Pinochet. Hay que pensar también que la constitución vigente en Chile, es la constitución que promulgó Pinochet. Entonces, hay por ahí muchos recovecos jurídicos que complicó la investigación y la condena, sobre varios crímenes, no solamente los de genocidio que era por el cual yo lo estaban procesando y del cual salió desaforado; también estaba el delito de corrupción, el enriquecimiento ilícito, el fraude fiscal. Tenía una lista muy larga de demandas, ¿cómo las había librado? pues por problemas de salud, siempre los abogados acaban curiosamente por los problemas de salud, ya sea por su edad y por su estado tan delicado no se le podía condenar, no asistía a las comparecencias o no se le llevó a prisión. También otra de las estrategias jurídicas de sus abogados fue el argumento de demencia senil.

P.E.- Y ahora, ¿qué va a pasar con todos los crímenes que se le imputaban?
Arriaga
.- Pues quedan sin condena pero, aquí lo interesante es que es el “símbolo de la derecha”. Cuando mueren los que concentran esos símbolos en los grupos políticos, éstos tienden a desintegrarse porque, para la derecha en Chile no hay un sustituto, una base real de poder, él era el de la imagen, era el de las influencias, era el que tomaba las decisiones finales. Era el “gran Padrino”. Entonces, muerto “el padrino” puede ser que otros grupos intenten tomar ese liderazgo. No hay una figura fuerte de la derecha chilena. Desde mi perspectiva vendría un debilitamiento de la derecha, ¿por qué? Puede ser que ahora las baterías de las víctimas de los asesinatos durante la “guerra sucia” en Chile y sus abogados, ahora dirijan sus baterías ya no solo sobre la figura emblemática que fue Pinochet sino contra otros violadores de los derechos humanos.

P.E.- En Chile se dividieron las reacciones, ¿cómo tendrían que enfrentar los chilenos esa situación o cómo lo asimilaría el resto de los países de América Latina?
Arriaga
.- A mi me parece que hay un control mediático sobre esta información. Yo quiero creer que la mayor parte del pueblo chileno está celebrando la muerte del dictador y que de ninguna manera va a estar dispuesto a que se le rindan honores como jefe de estado, lo cual significa izar la bandera a media asta y un sepelio con toda la pompa militar. Me parece que esas dos ceremonias militares serían un insulto para los hijos de desaparecidos y a las víctimas de la “guerra sucia”. No crea que sea tan fácil llevar a cabo estas acciones de celebración. Hay que ver los principales diarios de Chile hablan de “la muerte del ex presidente”. Sólo un periódico, la Nación, habla de “la muerte del ex dictador”, y en la televisión chilena han estado emitiendo los programas como “la muerte del General Pinochet” o “la muerte del ex Presidente Pinochet”. Esto parece una cuestión mínima, lo cierto es que están reflejando la opinión de un pequeño grupo de chilenos que quieren exaltar la figura de Pinochet. Ahora, esos pocos chilenos se pueden contar con los que estaban frente al hospital militar donde falleció. No me parece que sea una división donde sean fuerzas en número equiparables, me parece que los medios han estado maximizando el número de los pinochetistas, que, si son pocos, son muy escandalosos y todavía tienen el poder en ese país.

P. E.- Y así como el golpe de estado del 11 de septiembre de 1973 tuvo un fuerte impacto en América Latina, ¿qué alcance tendría la muerte de Pinochet al resto del continente?
Arriaga
.- Pues una reflexión sobre la forma de gobernar utilizando la fuerza bruta. A Pinochet se le atribuyen dos acciones muy importantes y que han sido benéficas desde su punto de vista para el país: uno, es el proceso de modernización; Chile no es Bolivia, no es Perú, no es Ecuador, es cualitativamente hablando en servicios, en administración pública, muy superior. Se asemeja más a un país europeo que a un país sudamericano. Los niveles de corrupción son muy bajos y parece que todo funciona muy bien. Una cosa que, dicen los chilenos, no han podido controlar al menos en Santiago de Chile, es la contaminación ambiental. Fuera de eso todo lo demás parece que funciona muy bien y eso es resultado de las acciones de Pinochet, esa es una. La otra es el avance económico y el crecimiento económico. A Chile se le presenta y se le presume como “el país de los éxitos económicos” junto con el México de Salinas y de Zedillo. Pero no ha tenido una crisis financiera desde 1976, ha tenido una reconversión económica muy intensa; no se ha metido en crisis financieras, resultado de déficit fiscal o de un ahondamiento del déficit del comercio exterior. Ha tenido una economía estable y con crecimiento y es la única economía que ha crecido, fue la única de las pocas economías que crecieron dos por ciento, promedio, en la década de los 80. Los críticos dirían “exactamente pudiéramos conceder que ocurrieron esas dos cosas”, la modernización y el control económico pero ¿a qué costo social? Uno de los países que sigue teniendo una pobreza muy importante, 25 por ciento de la población vive en pobreza, donde la educación cuesta, no es gratuita, todo se ha privatizado: la salud, la educación, la seguridad social en general. Eso ha sido un costo muy fuerte, si la gente quería protestar se tenía que enfrentar al ejército; no a la policía o a los carabineros sino se tenía que enfrentar directamente al ejercito. Entonces, esa forma de gobernar me parece que es la que va a llamar a la reflexión: muerto Pinochet podemos alcanzar “esto” pero no necesariamente por los métodos pinochetistas, probablemente a través de la negociación y la concertación. Y esa es la apuesta de la derecha latinoamericana. La derecha en México va a seguir los pasos de la derecha chilena y probablemente no utilice los métodos pinochetistas, metiendo al ejército en todo y golpeando a todo el que se le ponga enfrente, sino que van a hablar del diálogo, de la concertación, de la democracia, del juego político para llegar a esa misma modernización y estabilidad económica.

P.E.- ¿Se puede pensar en una dictadura militar en México actualmente?
Arriaga.- No. La derecha ya no va a tomar los métodos militaristas tipo Stroessner, Pinochet, Videla, Hugo Banzer en Bolivia, ya no van a estar dispuestos a eso. Lo que van a hacer es jugar con reglas de una democracia electoral, unas reglas que pueden ser muy parciales. Van a poner reglas de competencia política y esas, estoy seguro que sí las van a respetar, no van a regresar a esas cuestiones militares. El costo social es muy fuerte y el costo político para ellos, también, entonces ahí pueden perder el poder. Hay otro hecho, que la izquierda en América Latina está avanzando. En este año, de seis procesos electorales, sólo en un país perdió la izquierda, México. Los otros los ganaron, Nicaragua, Ecuador, un poco la falsa izquierda, una derecha moderada la de Perú, de esos dos casos que se perdieron. Pero en Brasil, en Venezuela, en Nicaragua y en Ecuador, todos son partidos y organizaciones de izquierda muy enfrentadas a la derecha local.

P.E.- Entonces, con la muerte de Pinochet ¿se habla de un final de las dictaduras militares de derecha?
Arriaga
.- Sí, me parece que las dictaduras militares de derecha terminaron. Las de izquierda se acabaron en los 80, fue cuando la “utopía se quedó desarmada”. Ahora, la utopía de la derecha, del control y el orden, paz, honradez y ornato como dicen los dictadores del caricaturista Palomo (ríe), pues esa también va a quedar en el pasado y me parece que ya no va a tener regreso. Lo que vamos a ver ahora serán competencias políticas cada vez más fuertes entre la derecha y la izquierda, pero una derecha cada vez más férrea, más fundamentalista, apoyada en el pensamiento cristiano.

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