Edición especial de billetes de $ 20 libres de influenza... o la gripe PANISTA. Ya quiero ver qué clase de "mamada" nos van a hacer esos derechistas.
Al caer dentro del abismo sónico, la percepción se expande como el tiempo. He aqui las visiones de esa lenta caída. Espacio abierto a todos cuantos sepan leer.
miércoles, abril 29, 2009
Vivir un día sin Internet… sería un día más de vida real
Esto de imaginar un día sin Internet se ha hecho una y muchas veces más. Visualizamos un día sin tener acceso a la red de información más grande del planeta, sin acceder fácilmente a nuestros correos electrónicos, el facebook, el myspace o cualquier otro sitio de redes sociales. Todos queremos evitar el caos pero lo cierto es que este se presentaría de una u otra forma.
La Internet –como se ha dicho una millonésima de veces en muchas partes- nos ha facilitado la vida a todos en lo que toca a transacciones bancarias, compra y venta de artículos diversos, investigaciones, entretenimiento y viajes sin salir de casa. Un buen amigo mío afirmaba que la Internet es una especie de “oráculo de Delfos” pues las respuestas a muchas preguntas se encuentran en la red de información, excepto la existencia de Dios.
De un tiempo a la fecha –más de nueve años- el Internet me ha significado una herramienta de trabajo, más que una válvula de escape. Mi primer contacto con la Internet se dio en el momento en que me encontraba alejado de mi familia, amigos y con un apetito por conocer el mundo; de modo que si iba a tener relación con tal invención, debía hacerme de un correo electrónico. Del correo electrónico llegué a las salas de Chat, y de ahí pa’l real. Los chats se convirtieron en una costumbre que se acabaría con la llegada de los mensajeros instantáneos y los sitios de red social. ¿Cuántas veces hemos escuchado que “si no estamos en la World Wide Web, no existimos”? Ahora cada usuario, sin importar su status social, tiene más de dos correos electrónicos, un lugar en facebook, utiliza el Messenger para todo y compra en línea.
Sí, la vida se ha hecho más fácil pero las lonjas crecen y la circulación sanguínea provoca estragos en las piernas.
Sin tanto rollo, podemos vivir sin Internet un día o muchos, es cuestión de encontrar sentido a lo que nos rodea. Parece interesante y muy barato conocer ciudades al otro lado del atlántico con un clic, también es cómodo comprar libros y discos y demás cosas con tan sólo llenar un formulario en línea. Pero ¿qué hay de una charla en tiempo real, en vivo y a todo color?; nada sabe tan bien como mirar a la persona con la que se intercambian ideas en un lugar maravilloso a la orilla del mar, en un parque silencioso o simplemente en un viaje por cualquier ciudad del mundo o de México (sin más virus que la Influenza o la gripe aviar como amenaza real).
Es cuestión de elección y de expectativas ante la vida. Ya sabemos lo que pasaría si en todo el mundo dejara de funcionar la Internet: el caos total y en todos los sentidos. Sería una muy buena idea preguntarle a los millones de pobres del mundo, esos que nunca han tenido acceso a educación ni salud pública y, como es de suponer, no tienen acceso a una computadora, cómo sería vivir un día sin Internet. Ellos han vivido, viven y vivirán sin Internet, sus necesidades básicas son las que más les importará satisfacer.
El clasemediero se empeña en conseguir un status a través de artículos que en realidad no necesita. El Internet brinda un poco de ese status y aunque –repito- es una herramienta más de la vida diaria como los electrodomésticos y las máquinas de producción, pero no resuelve la vida ni es un medio para la realización humana.
Necesitamos ser más humanos y menos alienados con realidades virtuales, establecer horarios y normas en que nos ocuparemos del trabajo a través del Internet, pero urge REESTABLECER LAS RELACIONES HUMANAS Y REALES. Salir a hacer ejercicio, comer con amigos, reinventarnos o adquirir hobbies diferentes podrían ser actividades saludables para hombres y mujeres, hasta conseguir una vida plena y libre de toda cadena. También podemos encontrar mundos alternos en la lectura, lean los libros que quieran (excepto los de CCS) les aseguro que encontrarán miles de cosas que un sitio de facebook no brinda.
Ustedes eligen, vivir más en tiempo y en el mundo real o se harán esclavos de una animación en flash o de una foto de alguien en algún lugar de Finlandia. Yo elijo vivir y ser un mejor ciudadano del mundo.
La Internet –como se ha dicho una millonésima de veces en muchas partes- nos ha facilitado la vida a todos en lo que toca a transacciones bancarias, compra y venta de artículos diversos, investigaciones, entretenimiento y viajes sin salir de casa. Un buen amigo mío afirmaba que la Internet es una especie de “oráculo de Delfos” pues las respuestas a muchas preguntas se encuentran en la red de información, excepto la existencia de Dios.
De un tiempo a la fecha –más de nueve años- el Internet me ha significado una herramienta de trabajo, más que una válvula de escape. Mi primer contacto con la Internet se dio en el momento en que me encontraba alejado de mi familia, amigos y con un apetito por conocer el mundo; de modo que si iba a tener relación con tal invención, debía hacerme de un correo electrónico. Del correo electrónico llegué a las salas de Chat, y de ahí pa’l real. Los chats se convirtieron en una costumbre que se acabaría con la llegada de los mensajeros instantáneos y los sitios de red social. ¿Cuántas veces hemos escuchado que “si no estamos en la World Wide Web, no existimos”? Ahora cada usuario, sin importar su status social, tiene más de dos correos electrónicos, un lugar en facebook, utiliza el Messenger para todo y compra en línea.
Sí, la vida se ha hecho más fácil pero las lonjas crecen y la circulación sanguínea provoca estragos en las piernas.
Sin tanto rollo, podemos vivir sin Internet un día o muchos, es cuestión de encontrar sentido a lo que nos rodea. Parece interesante y muy barato conocer ciudades al otro lado del atlántico con un clic, también es cómodo comprar libros y discos y demás cosas con tan sólo llenar un formulario en línea. Pero ¿qué hay de una charla en tiempo real, en vivo y a todo color?; nada sabe tan bien como mirar a la persona con la que se intercambian ideas en un lugar maravilloso a la orilla del mar, en un parque silencioso o simplemente en un viaje por cualquier ciudad del mundo o de México (sin más virus que la Influenza o la gripe aviar como amenaza real).
Es cuestión de elección y de expectativas ante la vida. Ya sabemos lo que pasaría si en todo el mundo dejara de funcionar la Internet: el caos total y en todos los sentidos. Sería una muy buena idea preguntarle a los millones de pobres del mundo, esos que nunca han tenido acceso a educación ni salud pública y, como es de suponer, no tienen acceso a una computadora, cómo sería vivir un día sin Internet. Ellos han vivido, viven y vivirán sin Internet, sus necesidades básicas son las que más les importará satisfacer.
El clasemediero se empeña en conseguir un status a través de artículos que en realidad no necesita. El Internet brinda un poco de ese status y aunque –repito- es una herramienta más de la vida diaria como los electrodomésticos y las máquinas de producción, pero no resuelve la vida ni es un medio para la realización humana.
Necesitamos ser más humanos y menos alienados con realidades virtuales, establecer horarios y normas en que nos ocuparemos del trabajo a través del Internet, pero urge REESTABLECER LAS RELACIONES HUMANAS Y REALES. Salir a hacer ejercicio, comer con amigos, reinventarnos o adquirir hobbies diferentes podrían ser actividades saludables para hombres y mujeres, hasta conseguir una vida plena y libre de toda cadena. También podemos encontrar mundos alternos en la lectura, lean los libros que quieran (excepto los de CCS) les aseguro que encontrarán miles de cosas que un sitio de facebook no brinda.
Ustedes eligen, vivir más en tiempo y en el mundo real o se harán esclavos de una animación en flash o de una foto de alguien en algún lugar de Finlandia. Yo elijo vivir y ser un mejor ciudadano del mundo.
viernes, abril 17, 2009
Soldier's goodbye & Bobbie the cat, ca. 1939-ca. 1945 / by Sam Hood
Soldier's goodbye & Bobbie the cat, ca. 1939-ca. 1945 / by Sam Hood
Cargado originalmente por State Library of New South Wales collection