martes, abril 29, 2008

El arte al alcance de todos: reflexión sobre una iniciativa institucional

CHETUMAL.- La iniciativa del Secretario de Cultura de instalar y exponer las obras de los creadores del estado en diversas áreas de dependencias de gobierno y, de manera permanente, en los corredores del Centro Cultural y de Bellas Artes de Chetumal, resulta buena si con eso se incentiva el trabajo de los creadores, al mismo tiempo que la población se le brinde el acceso a las diferentes manifestaciones de la plástica y las artes en general.
No obstante, las reacciones del sector burocrático serán las mismas de toda la vida (esos que exigen cuentas claras del dinero que se gasta y que, como es de esperar, desean llevarse tal dinero a sus cuentas personales en lugar de beneficiar al pueblo) como es de esperarse: “es un gasto innecesario que no beneficia al pueblo que exige mejores viviendas y trabajos bien remunerados, el pueblo no sabe de arte ¿cómo podrán apreciar las obras?, en las comunidades alejadas no tienen qué comer”.
Veamos, a las comunidades alejadas se les mal acostumbró a recibir todo regalado durante 75 años y jamás les llevaron una educación de calidad; el gasto innecesario lo genera un seudo-artista que deja fierros en cada ciudad del mundo y, lo más fácil es que para que una persona común (entiéndase “común” como una persona que no se dedica al arte) comprenda las obras de arte es que reciba una educación de calidad, con una orientación artística sólida y no se limite a los trabajos manuales que tanto incentiva la Secretaría de Educación Pública.

En este país y en el resto del mundo globalizado y estandarizado en el mismo estilo de vida, las artes y la cultura son lo que menos importa a la clase burocrática. Encontrar un burócrata realmente interesado en impulsar el desarrollo artístico de una localidad, sería como hallar un garbanzo de a libra, así haya tenido formación artística o sea un amante del arte. Supongamos que sí lo hay pero el aparato gubernamental se encargara de acabar con su espíritu. La burocracia, como se dice popularmente, “no picha ni cacha y ni deja batear”.
Hay algunas cuestiones que deben tomarse en cuenta para llevar a cabo la exposición de obras al aire libre y en los diversos espacios que se presten para tal fin. Primero, garantizar la seguridad de las obras de arte en su totalidad. En Chetumal hay demasiada ignorancia traducida en vandalismo y no hablo de los “graffiteros”. La misma ignorancia impide tener conciencia de las horas de trabajo que toma crear una obra de arte, porque no se trata sólo de inspiración sino también de horas en vela y la conceptualización de una idea. Para acabar con ello, los profesores deben hacer su trabajo correctamente (dejen de inventar enfermedades y cobrar cada quincena haciendo nada), pero sobre todo, hay que crear un cuerpo de guías capacitados en la apreciación artística que pueden ser los mismos estudiantes de las escuelas de arte. También hay que sancionar el vandalismo, a la vez que la vigilancia de las obras se realice con personal de la misma secretaría de cultura y no de cualquier vigilante empresarial o un policía.

Segundo, estimular en las escuelas públicas la visita guiada a las exposiciones, desde los niños de preescolar hasta los estudiantes de bachillerato, de manera gradual y didáctica. Los niños son esponjas que absorben toda la información que reciben, tampoco son tontos, tienen la sensibilidad para apreciar el arte con la guía adecuada a su edad. En lo que respecta a los estudiantes de secundaria y bachillerato, demostrar que el arte puede ser divertido es un reto que hay que enfrentar y vencer. Las escuelas de arte de la secretaría deben ser verdaderas incubadoras de artistas y creadores intelectuales y no una fábrica de obreros del entretenimiento al servicio de la realeza (inexistente).
El arte es vanguardia en todos los sentidos; es como la energía: no se crea ni se construye, sólo se transforma. Trasciende en el tiempo convirtiéndose en el eco de un momento histórico de la sociedad, su identidad cultural y de la visión personal de hombres y mujeres sobre el acontecer social. Pinceles y lienzos seguirán siendo el elemento análogo por excelencia de la plástica, como lo es el barro, el hierro, la piedra y la madera. La fotografía digital y el empleo de las nuevas tecnologías deben tener cabida en la comunidad artística, lo cual ya es un hecho en otras entidades del país. Un artista anacrónico es como una mosca frente a la ventana cerrada: no avanza porque no se da cuenta que un elemento no la deja avanzar hacia el exterior.
Asimismo, el arte debe estar al alcance de las masas, no limitarse al mero círculo social de la clase alta y “snob”, y esta iniciativa beneficiaría a la formación humana de los ciudadanos. Más de un intelectual pondrá el grito en el cielo pero el arte no se limita a colgarse de una pared ni a los cócteles en fríos museos; yo no le llamaría “populismo” al hecho de poner el arte al alcance del pueblo.

Los edificios gubernamentales y centros de convenciones sólo son un montón de piedras erigidas en memoria del ego, intrascendentes como la existencia de seres sumidos en el sofismo (a la manera en que Platón calificaba a los sofistas), recintos donde sólo unos cuantos acceden. Los espacios artísticos y culturales son una necesidad más que un lujo.
Hay muchos artistas jóvenes a la espera de la apertura de espacios y foros en donde mostrar su trabajo, creadores subterráneos independientes y que sólo encuentran puertas cerradas por aquellos nativistas conservadores y anacrónicos que mucho daño provocan en la sociedad. El futuro cultural del estado está en las nuevas generaciones y en la oportunidad que se les brinde en esta nueva etapa. La burocracia y los intelectuales de café pueden seguir leyendo en el fondo de sus tazas, sólo encontrarán la cuenta de lo que se bebieron durante tardes enteras.

lunes, abril 28, 2008

Ecos de hace cuarenta años: Serrat y el conflicto de Eurovisión



Los años pasan y el mundo gira sin detenerse. El siglo XX se fue como llegó, dejando cicatrices de guerras, huellas de pasos revolucionarios y el aroma a hormonas, marihuana y flores en el pelo, sin olvidarnos del avance tecnológico hacia fin de siglo. 1968, sin duda, es el año que marcó a occidente, a México y los acontecimientos de ese año turbulento dejaron una marca indeleble en la memoria colectiva de una sociedad que corre el grave peligro de caer en las mismas atrocidades. Este es uno de muchos recuentos de aquél 1968.

Entremos en materia… el conflicto de Serrat
En 1968 se anunció que Serrat sería el representante de España en el Festival de Eurovisión. En cuanto a la canción a interpretar, se barajaban dos: "El titiritero", del propio Serrat, y "La, la, la". Al final se decidió que la representante de España fuese esta última, al considerarse más festivalera. El tema no fue compuesto por Serrat, sino por Manuel de la Calva y Ramón Arcusa (el Dúo Dinámico), quienes, sin embargo, al componerla tuvieron en mente algunos temas y el estilo poético por los que se habían destacado las letras de Serrat: el canto a las cosas sencillas de la vida: la madre, la tierra, el despertar de un nuevo día, la naturaleza...
Serrat comienza a recibir muchas presiones de algunos miembros de la Nova Cançó y de otros sectores catalanistas por cantar en castellano. Ante este clima de quejas, Edigsa decide posponer el lanzamiento de su segundo disco .
El 8 de marzo se emite un programa especial en Televisión Española titulado "Así es... Así canta... Así compone... Joan Manuel Serrat", para promocionar en televisión al recién nombrado representante en Eurovisión. Canta cuatro temas en catalán y los tres que hasta el momento había grabado en castellano: "Cançó de matinada", "Paraules d'amor", "El titiritero", "Me'n vaig a peu", "Mis gaviotas", "Poema de amor" y "Ara que tinc vint anys".
Tras grabar la canción en estudio en varios idiomas (y hacer el equivalente de entonces a los vídeo clips actuales) destinadas a distintas cadenas de televisión europeas, el 25 de marzo se anuncia que Serrat no iría a Eurovisión si no es cantando el "La, la la" en catalán. La versión más extendida —y que Serrat nunca ha negado— sobre a qué se debió este insólito hecho es que Serrat había decidido no cantarla si no podía hacerlo en catalán, a modo de plante que pretendía llamar la atención sobre la situación marginal en la que se mantenía a la lengua catalana. Para otras personas, sin embargo, fue una maniobra publicitaria. Así, según indica Ángel Casas en su libro 45 revoluciones en España, lo que realmente pasó es que su representante, José María Lasso de la Vega, decidió hacer un intento para que el cantante recuperara su público más catalanista, que estaba, poco a poco, perdiendo. Se trataba de que Serrat cantara un verso de la canción en catalán durante el festival. El audaz manager pensó que la mejor manera de conseguir eso sería decir que el cantante exigía cantar toda la letra en catalán para, más tarde y tras una supuesta negociación con las autoridades, llegar a un acuerdo que le permitiera al menos cantar el ansiado verso y contentar así a la audiencia «de casa». Sin embargo, este plan falló.
Parece ser que al régimen franquista no le gustó nada la idea, lo que le valió a Serrat un prolongado veto en la radio y la televisión nacional. Su puesto en el festival fue cubierto por una jovencísima Massiel, que sólo tuvo unos pocos días para ensayar y promocionar la canción y que además se llevó el premio con el mismo tema.
Cuando Joan Manuel empezó a cantar, por 1965, como todos los cantantes que se expresaban en catalán, estuvo señalado por el dictador dedo franquista. Era entonces un Joan tierno, adolescente, inocente, arrullador, todavía con sus pecas y con el inconformismo y la lindura propia de los pocos años.
Cuando más tarde decidió cantar en castellano y firmar sus discos como Juan Manuel. El mal llamado charnego, también estuvo señalado como "esquirol", por algunos de sus compañeros de "La Nova Cançó" y por los sectores mas catalanistas (que no catalanes) de la época. Cantar en castellano hizo que mucha más gente, no sólo los catalanes, pudiesen disfrutarle. Y se abrió la antigua veda del mercado nacional a sus discos.
Sin embargo, y debido al conflicto con Eurovisión, el régimen franquista se encargó de desprestigiar a Serrat a través de la Televisión Española y la Radio Nacional Española, además del intento de borrar su nombre del panorama musical.

Y más tarde, el exilio
En 1975, a raíz de unas declaraciones suyas (acerca de los últimos fusilamientos del régimen franquista), tuvo que exiliarse durante un año en México, debido a la orden de busca y captura que se emitió contra él. Además, tal y como ya había ocurrido en 1968, sus trabajos fueron retirados y censurados por el régimen. Especialmente afectado se vio su recién estrenado disco Para piel de manzana, el primero que grabaría para la casa discográfica Ariola. Durante su estadía en México no pudo componer canción alguna. De hecho, el disco que editaría al año siguiente no es más que el término de un proceso ya anterior. Realiza una gira con sus músicos por todo el territorio mexicano arriba de un autobús bautizado como La Gordita, ofreciendo recitales a bajo costo. Serrat ha confesado que aquel fue un periodo muy duro de su vida, pues vivía en la constante desazón de no saber si mañana volvería a su tierra o nunca ocurriría el retorno. También de esta época son sus canciones más combativas.

A Massiel la sacaron literalmente de una gira que estaba haciendo en México y la obligaron a ir a Europa a cantar el “La la lá”, que se tuvo que aprender en menos de una semana. Pese a que el régimen la apreciara, no escondía sus simpatías por una cierta, si acaso tenue, izquierda: suya es una de las primeras canciones protesta españolas "Di que no", y también a finales de los 60 era amiga de gente como Auté o Milanés, e interpretaba obras de Bertold Brecht. España es el país más anticatalán del universo. Desean la total exterminación de la sociedad, la cultura, la lengua y la economía de este maravilloso pueblo, en una locura sin precedentes, comparable a la Alemania nazi contra los judíos.

domingo, abril 27, 2008

Niños de antes y niños de hoy, ¿han cambiado de estilo de vida todos o sólo unos cuantos?



“Cuando era niño, todo estaba bien”. She said, she said (1966). Lennon/McCartney

Cuando fui niño se me hacía muy fácil pensar que podíamos sentarnos sobre las nubes y observar el mundo desde donde sólo alguien superior podría hacerlo. Utilizaba un viejo paraguas a manera de “antena parabólica” con el fin de establecer contacto con “los marcianos” y mi vida en tiempo real era un cuento surrealista con la escenografía diseñada por Dalí. Ahora sigo en las nubes mientras camino con los pies sobre la tierra, no he hecho contacto con los extraterrestres y cada vez me siento más alejado de la raza humana. La escenografía surrealista aún existe y sólo yo la puedo modificar, no un ser superior.
Estoy seguro que muchas personas de mi generación (nacida en la década de los setenta) recuerda su infancia con mucho cariño; entonces éramos más inocentes, aún salíamos a jugar en grupo en la calle hasta pasadas las diez, compartíamos juegos y no importaba que hubiese niñas aunque aún persistían los niños “machines” (que seguramente hoy son golpeadores de esposas), intercambiábamos estampas por juguetes, veíamos caricaturas en la televisión, lo mismo que películas de “Pily y Mily” o “El Santo”. Lo “fashion” no importaba hasta que, lentamente, fuimos “conejillos de Indias” de las televisoras y las empresas transnacionales como McDonald’s, la juguetería Mattel y las diversas compañías cigarreras. ¿Cuántas niñas crecieron con el sueño rosa de ser “Barbie eternamente”, a la espera de que su materializado “Ken” llegara por ellas en un auto deportivo del año para ir a retozar en las sábanas de la banalidad para, después de unos años de “relación perfecta”, vivir en una gran mansión? Y ya no digamos de los desafortunados niños a los que se les obligó a trabajar desde temprana edad y hoy: algunos hicieron carrera exitosa en negocios y otros, simplemente, son autómatas del sistema, esclavos del “Big Brother”.
Pero no todo es amargura. Mi generación también fue condicionada para los “tiempos modernos” con el Atari 2600 y las siguientes generaciones consolas de videojuego; tener una computadora personal parecía un lujo para “niños ricos”. Ser niño en la década de los ochenta fue divertido aunque vivimos la carrera infernal hacia la peor crisis de México en su historia, el nacimiento del SIDA, la pesadilla de una guerra nuclear y demás tragedias. La computadora y la televisión son ahora los mejores amigos de los niños, ya no hay peligro de una guerra nuclear pero el planeta Tierra se está muriendo y nos pasa la factura.
La niñez es la etapa en que nuestros padres nos educan –o moldean a su antojo- para ser ciudadanos responsables y personas de provecho. Sin embargo, si una parte de los niños crece con habilidades, valores y responsabilidades bien inculcadas y hoy son personajes ejemplares, la otra parte creció sin saber leer ni escribir, llenos de “basura mental” y con demasiados complejos –producto de la mala influencia paterna- con un perfil psicológico que raya en la demencia, casi pendencieros y con poco valor de sí mismos.
El panorama social, de salud y educativo de los niños en México no es nada alentador (y peor si se les deja a merced de esa orden religiosa retrógrada y medieval como los Legionarios de Cristo). Según la página web de la UNICEF, de todos los países donde se habla español, México es el más poblado. Alrededor de un 43.5 por ciento de la población son niños y niñas menores de 18 años. Debido a la pobreza, muchos niños y niñas emigran, con o sin sus familias, dentro de las zonas rurales, desde las zonas rurales hasta las zonas urbanas, dentro de las zonas urbanas y a los Estados Unidos. La consecuencia de este proceso es la inestabilidad de la familia y la existencia de un gran número de niños y niñas que trabajan. Según las estadísticas de 1996, 3.5 millones de niños y niñas de 12 a 17 años forman parte de la fuerza laboral oficial o no oficial. El crecimiento económico durante los últimos 10 años ha transformado México en un país de medianos ingresos altos, pero todavía persisten enormes disparidades y una gran exclusión social. Aproximadamente 24 millones de mexicanos viven en la pobreza extrema. (Fuente.- http://www.unicef.org/spanish/infobycountry/mexico.html, consultar la misma para indicadores básicos).
Es cierto que los niños de ahora están más despiertos de nuestra generación o nuestros padres y abuelos. Los niños están expuestos a una sobredosis de información que, si bien no está mal recibirla, todo depende de la calidad con que se absorba. Muchos niños despiertan a la sexualidad por medio de las páginas web y no por las pláticas con sus padres, manipulados por la Iglesia Católica mutiladora de libros de texto; hoy los niños encuentran más placentero jugar demasiadas horas en el X-Box que leer un libro que despierte su interés por el mundo real y no por experimentar viajes virtuales a Europa. Con la pena pero, estamos generando niños insensibles y con alto grado de estupidez, misma que se refleja en el bajo aprovechamiento escolar y el posterior desempeño laboral. Si antes los niños querían ser astronautas, ahora quieren ser narcotraficantes y estrellas de “reality shows”.
A un niño jamás se le debe tratar como tonto ni mucho menos ocultarles la verdad de las cosas más básicas de la vida. Es cierto, cada padre es libre de inculcarle una educación espiritual que influya positivamente sobre su condición humana, pero no es justo someterlo a los designios de una doctrina que no respeta libertades. Hasta ahora sólo puedo decir que los niños tienen derecho a crecer en un mundo más saludable, social, lleno de sonidos en stereo e historias en Technicolor. No tengo hijos y aún no puedo hablar de lleno sobre su educación. Si llegase a tenerlos, quiero que vivan en un mundo mejor, igualitario, sano, sin fascismo religioso ni político, democrático, con alfabetización y libertad, sin sacerdotes violadores ni empresas transnacionales que los utilicen como ratas de laboratorio ni patrones que asesinen sus sueños ni pisoteen su dignidad.
A todos los niños y niñas (“y no tan niños” como reza el slogan de la banda de rock “Qué payasos”), les deseo mejores días siempre. Creo que uno no deja de ser niño, es sólo que el mundo está lleno de “lobos feroces”.

Los simpson... la pura neta

Me fascinan Los Simpson... y soy guitarrista y siempre he admirado los uenos arreglos musicales así que, aquí les dejo un excelente arreglo del tema de "Los Simpson" de Danny Elfman

lunes, abril 14, 2008

El cybersexo: ¿perversión o diversión?



Cybersexo, esa lúdica actividad en donde las mentes calenturientas dan rienda suelta a sus más oscuros deseos. Para algunos es una total pérdida de tiempo, el gasto de horas en tiempo real que se pueden aprovechar en construir relaciones humanas o en trabajo; para otros simplemente es diversión en la Internet. Otro sector califica al cybersexo como una perversión, la red se convierte en el refugio de los reprimidos del mundo real.
Pervertidos, lúdicos, calenturientos o simplemente, solitari@s en busca de la satisfacción de carencias afectivas, las personas que practican el cybersexo simplemente son seres humanos que viven en la era de la información, rodeados de otros seres humanos programados para realizar tareas determinadas y enriquecer a otro ser que ni recuerda su nombre. ¿Por qué habrá de extrañarnos una relación cybersexual con una máquina si al otro lado hay un ser maquinizado?
Todos, en algún momento de nuestra vida posmodernista ha practicado el cybersexo. Este nació con las salas de chat. Es muy fácil asumir una personalidad ficticia: “soy alto, con músculos, dotado, 20 centímetros, muy guapo, me parezco a (ponga el nombre de su actor o cantante favorito)”, “soy delgada, morena, cabello largo hasta la cintura, busto grande y mucha cadera”. Pues sí, cualquiera en la web puede ser Jared Leto o Shakira.
El cybrsexo es un encuentro virtual en el cual dos o más personas conectadas a través de una red informática se mandan mensajes sexualmente explícitos que describen una experiencia sexual. También es un tipo de juego de papeles en el cual los participantes fingen que están teniendo relaciones sexuales, describen sus acciones y responden a los mensajes de los demás participantes con el fin de estimular sus deseos y fantasías sexuales. La calidad de un encuentro de sexo virtual depende generalmente de la capacidad de los participantes para evocar una imagen vívida en las mentes de sus compañeros. Son así mismo claves la imaginación y la suspensión de la incredulidad (ante posibles contradicciones).
Se suele recurrir al sexo virtual para favorecer la masturbación o como introducción para una futura cita para tener relaciones sexuales en la vida real. El sexo virtual se distingue del sexo telefónico en que tiene un mayor anonimato y es más fácil encontrar una pareja. El sexo virtual suele darse entre desconocidos o personas que se acaban de conocer por Internet. De la misma forma se puede intentar emular el sexo real de forma que los participantes traten que la experiencia sea lo más verosímil posible, aunque también se puede considerar un tipo de juego de papeles que permite a los participantes, experimentar sensaciones inusuales o actos sexuales que no intentarían en la vida real. Entre participantes "serios", el cibersexo puede ser parte de una trama mayor: los personajes pueden ser amantes o cónyuges, o un personaje podría ser violado para dar comienzo a la historia. En estas situaciones, los participantes suelen considerarse entidades diferentes de los personajes que están teniendo las relaciones sexuales.
Se suele ridiculizar el cybersexo porque los participantes no suelen tener ninguna información sobre la persona con la que están hablando: la persona al otro extremo de la línea podría ser un hombre o una mujer. Como el objetivo principal del sexo virtual es la simulación realista de una experiencia sexual, esta información no suele ser necesaria ni deseada. De modo que todo esto se asemeja a lo que vulgarmente llamamos una “chaqueta mental”. Dicen que nadie sale lastimado pero hay quienes se clavan en la textura y pasan horas enteras en las salas de chat hasta terminar en terapias psicológicas. Los excesos acarrean consecuencias. Sin duda el cybersexo parece ser el remedio del siglo a horas de soledad compartida con los exploradores dactilares; recrear una relación sexual en el mundo virtual abre la posibilidad de crearse paraísos lúbricos donde todo se permite, aunque del otro lado no sea precisamente la persona que nos describen (para muestra, la escena de sexo virtual en la película “Closer”).
Un punto a favor del cybersexo es que no se corre riesgo de contagio alguno, ni siquiera un embarazo no deseado; permite a parejas ya consolidadas mantenerse en contacto a pesar de estar físicamente separadas. En relaciones que se ven interrumpidas por la separación geográfica, el sexo virtual puede tener la importante función de conservar la dimensión sexual de una relación en la que los miembros de la pareja se ven con poca frecuencia.
Pero lo cierto es que ni todos los megabytes de transferencia de archivos o una banda ancha sustituirán al intercambio de humedades y caricias bajo las sábanas o en espacios abiertos, en la intimidad de su casa y con la persona que amen o les atraiga.

lunes, abril 07, 2008

¿Está el amor más cerca del dolor que de la felicidad?

“Amar es el empiece de la palabra amargura”. Una rosa es una rosa. José María Cano

“El amor es como la montaña rusa: subes, gritas, te emocionas y, cuando te bajas, quieres vomitar. Pero ahí vas de nuevo”. Leticia Huijara en la película “Cilantro y Perejil”

“El amor no es nada más que dolor”. Ava Gardner.

Nadie sabe cuando empieza el dolor pero se mezcla dulcemente con esa sustancia química que, cual potente placebo, nos hace olvidar que el oscuro objeto de nuestro deseo pasa por encima de nuestra frágil humanidad. Amor, el veneno más dulce del que todos queremos volvernos adictos, nos brinda una felicidad que a simple vista parece inagotable, pero si prestamos atención a la mirada del que ha consumido tales dosis de feniletilamina, nos daremos cuenta de que en realidad esa felicidad termina por desvanecerse entre sábanas y botellas de absenta.
Nadie nace siendo un experto en las cuestiones amorosas; nadie nos advierte que al entrar en el terreno minado del amor saldremos volando en mil pedazos para nunca volver a ser los mismos por el resto de nuestras vidas. Dicen que cada quien habla de acuerdo a como le fue en la feria; cierto pero, quisiera conocer a una sola persona que en su vida nunca haya sufrido los embates de la feniletilamina (o sea, la droga del amor). Para empezar, el concepto del amor –desde el punto de vista romántico- tiene mucho que ver con el ambiente sociocultural dentro del cual crecimos. La mayoría de las personas de mi generación habrán crecido en un hogar donde las manifestaciones de cariño y afecto brillaron por su ausencia; algunos sufrieron la separación de los padres o muchas veces nunca fueron correspondidos en el amor durante la adolescencia. Otros crecieron con el cuento de hadas donde la princesa encuentra a su príncipe azul, el sapo se convierte en príncipe al ser besado por la “Barbie del tercero A” o simplemente, creen haber encontrado al amor de su vida cuando en realidad, encontraron la fórmula mágica para sobrevivir a la costumbre.
El amor duele, y duele un chingo. Duele desde la primera vez que vemos al rostro que difícilmente podremos olvidar: las horas son eternas y las noches en vela se convierten en la única compañera que nos acaricia durante el lento curso de los minutos, el nudo en la garganta es la señal inequívoca de un “pavo frío” (el síndrome de abstinencia de los adictos a la heroína) que envolverá nuestra frágil bolsa de carne y hueso.
Amar duele mientras vivimos a la espera del “sí”. Cada minuto gastado en escribir versos en el aire pica en los rincones de la habitación roja. El amor es el reflejo de las primeras experiencias en la vida del ser humano, tal y como lo señalé anteriormente. En la actualidad, los medios de comunicación influyen demasiado en nuestra concepción de amor: debemos amar a una figura esquelética, un rostro casi “photoshopeado”, la marca de ropa en lugar de las huellas imborrables del alma humana. Al no conseguir tales productos, nos azota la tristeza y la desesperación; nos duele.
El amor es química, la respuesta a los estímulos externos que provocan la secreción de feniletilamina en los seres humanos, tan solo para llegar a la cópula y la consecuente preservación de la especie humana. Suena frío ¿cierto? Pues es la pura verdad. Somos laboratorios ambulantes, debería ser ilegal la existencia de todos los seres humanos (no le demos ideas a la DEA). Menciona Federico Ortiz Quezada en su libro “Amor y desamor” (Editorial Taurus): ‘el amor provoca emociones de diversa índole: pueden ir desde la exultación, en el caso del amor correspondido, hasta la profunda tristeza, causado por un amor fracasado, o producir una ira extrema debida a los celos. Dichas respuestas emotivas suelen escapar al carácter racional del individuo que las padece y por eso se llaman pasiones”.
Estudios científicos señalan que en el amor interactúan diversos neurotransmisores como la serotonina, la dopamina, la norepinefrina, la oxitocina, agentes opiáceos, catecolaminas, feromonas, entre otros. La ausencia de alguno de estos neurotransmisores basta para llevarnos por la calle de la amargura. No es extraño que una persona enamorada consuma chocolates como si se tratara de una competencia, el chocolate es rico en alguno de estos químicos, suficiente para mitigar el dolor del amor. Lo mismo hará la persona con el corazón destrozado (aunque el corazón, casi siempre, está intacto y palpitando como si nada).
Por un lado, el amor significa la felicidad plena e inagotable mientras que para otros, el amor no es más que la suma de todo el dolor existencial. De la misma manera el amor es relativo a cada ser humano, varía de acuerdo a su nivel sociocultural y al ambiente familiar en el que haya crecido (circunstancias similares pero no son iguales).
Alguna vez creí en el amor como uno de esos cuentos de Walt Disney, pero a la larga, mi concepto del amor se parece más a la canción “Cruz de navajas”.
El tiempo y el espacio son relativos, así es el amor en cada persona. Los Beatles afirmaban que el amor era la respuesta a todo, pero llegó un momento en que Paul McCartney dijo que “no era la mitad del hombre que solía ser” en tanto que una sombra colgaba sobre él.
¿El amor duele? Sólo ustedes tienen la respuesta, muy personal a final de cuentas.

martes, abril 01, 2008

A través del universo

Indiscutiblemente, Los Beatles definieron a la sociedad y la cultura occidental del siglo XX. Dejaron un universo alterno en donde las cosas no son reales y no hay nada de qué preocuparse, cielos de mermelada y largos y sinuosos caminos donde la respuesta a todo, es el amor. Pero más allá del amor y las imágenes psicodélicas trazadas en la memoria colectiva, hay historias que si nos fijamos bien, es la vida de cada ser humano, no importa si nació en la década de los setenta, ochenta o en los noventa. Los Beatles escribieron sobre nuestros sentimientos y episodios en la vida.

Julie Taymor, directora estadounidense de musicales de Broadway y de cine, obtuvo los derechos de 33 canciones de Los Beatles por 10 millones de dólares para realizar Across the Universe (A través del Universo), una película musical con apenas 30 minutos de diálogo inspirada en las letras y el universo beatleriano. La película, que ya se encuentra en el cine de conocida plaza comercial de Chetumal, no es la típica biopic en el que se narra la vida de los artistas, sino la historia de dos almas gemelas -Jude y Lucy- en plena época de revolución cultural en la década de los sesenta.

Desde el inicio de la película la música de los Fab Tour está presente “Is there anybody going to listen to my store all about a girl who came to stay?”, entonces, un simple cambio de escena de una playa a un calidoscopio de imágenes nos sumerge a ese universo creado por Taymor en el que los elementos alusivos a la música del cuarteto son el eje conductor de la historia.

Destacan las referencias a la cosmovisión creada por el cuarteto de Liverpool: el amor, la nostalgia, la esperanza, el desamor, la revolución ideológica, la paz, las drogas alucinógenas, la introspección, el descubrimiento de nuevas formas de ver el mundo. Jude y Lucy se rodean de amigos que bien podrían ser cualquiera de los nuestros; algunos personajes nos remiten a dos figuras destacadas de la cultura popular, no diré quienes son, mejor vayan a ver la película.
La idea de Julie Taymor es hablar precisamente de la permanencia e influencia que tienen Los Beatles en nuestro tiempo y recrear sin demasiado tufillo de nostalgia ese momento en que para los muchachos norteamericanos era una misión ostentar su rebeldía contra la guerra de Vietnam, contra la imposición de sus padres para hacer dinero, buscando una estabilidad emocional en el ensueño de las canciones beatlescas.

Los actores del elenco se encargan de interpretar los temas de Los Beatles y hacer personajes con nombre que recuerdan sus temas; Jude es el joven inglés que llega a Estados Unidos para integrarse a ese movimiento juvenil, y se encuentra con la mujer de sus sueños gracias a la amistad que hace con el hermano de ella, un ferviente opositor contra la guerra que es condenado a viajar a Vietnam. Pero también hay otros personajes episódicos que cantan esas canciones del cuarteto, como Joe Cocker, Bono y la propia Salma Hayek, que tiene a su cargo el tema “Happines is a warm gun”, apareciendo en pantalla como una enfermera sexy que se multiplica por cinco para aliviar al soldado que ha sobrevivido al combate.

La obra de Los Beatles no es una que se desgasta con el tiempo, sus líricas trascienden el tiempo y la memoria; no en balde, se trata de la música que definió a una generación y que hizo mella en las posteriores a la década de los sesenta: sin Los Beatles y su desenfado por vivir la vida, este mundo sería tan aburrido, retrógrada. La historia de Jude y Lucy podría ser la de cualquiera aún si las circunstancias difieren de la época en que se ubica.
En estos tiempos de intolerancia, materialismo e individualismo exacerbado, tenemos que encontrar el eslabón que nos une a lo primordial como seres humanos. Sólo y entonces, cuando nos encontremos solos sin una cara que nos sea difícil de olvidar, debemos tomar una canción triste y mejorarla hasta darnos cuenta de que todo lo que necesitamos es amor. No deje pasar la oportunidad de ver esta película; pocas son las veces que a Chetumal llegan obras que merece la pena disfrutar.