domingo, julio 08, 2007

Cuando te miro con los ojos cerrados…

Me gusta verte a contra luz y en technicolor, me gusta tanto como cuando te miro al cerrar los ojos, rodeada de un arco iris. Un trueno retumba en la tierra al tocar el piso con la punta de tus pies. Dibujo caminos bifurcados con la estela que dejas sobre la duela: vivir o soñar.
Enredo mis dedos entre olas oscuras que tejes sobre tu cabeza. La luna entró por mis labios dejando un hilo transparente: el hilo conductor de mis deseos a voces: secretos callados entre mis manos cansadas de trepar hasta el cielo. Bailando siempre frente a mis ojos que -hechizados de una mentira seductora- no advertían el dulce encanto de tu mirada. Me encierro en mi globo azul y sostengo tu fotografía impresa en mis dedos, registro táctil de una piel ausente.
Te conozco y no sé nada de ti. Soy un viajero que sueña de día, despierto en una realidad aparente, cubriendo mis heridas con trozos de luna llena.
Espirales que brotan de tus caderas transportan mi aliento a través de un vórtice, difuminando el sonido de mi alma: muerte sónica, silencio abismal.
Busco tu luz entre la oscuridad de las voces abandonadas. Encuentro que el camino es largo hasta la vera de tu corazón, secreto enrojecido por un fuego oculto. Incendiaré las nubes del cielo de verano para tocar tu piel.
Paso a paso me sumerjo en tus ojos para buscar dentro de tu piel la esencia de la mujer que eres. Busco una respuesta, miles de preguntas asaltan mis pensamientos, colores de rojo y amarillo rodean tu cintura, aroma a canela que brota de tu pecho.
Cuando te miro con los ojos cerrados mi alma acaricia tu sombra, el rojo intenso del cielo nocturno se enciende con besos reprimidos, espíritu incendiado en noches de verano. Saudade persistente en los sentidos como latidos de un corazón bañado de dulces humedades, rincón de intimidad donde sólo dos conocen el lenguaje secreto del amor.
Vuelan mis dedos sobre una cuerda planetaria amarrada a tu cintura, devoro las horas para volver a la geografía de tu vientre. Corro sobre un camino que no tiene prisa por terminar. Las horas que no paso contigo son habitaciones vacías y sin color, las horas sin ti son ecos grises.
Soy un hilo transparente que amarra las voces en el aire. Flota el sonido de tus pasos sobre la duela dibujando un mundo distinto. Sueño con tu pecho abierto a mis noches de luna llena, el valle canela de tus muslos en que me pierdo para llegar hasta tus sentidos. Dibujo tu nombre en el aire, coloreado con tu rostro y tu sonrisa.
Cuando te miro con los ojos cerrados eres el trazo de un camino secreto hacia la playa de tu corazón. Sol y luna, rojo y amarillo. Destino final, las olas del mar en el fondo de tus ojos.